miércoles, 22 de junio de 2011

Mentira y Comunicación Social - La paradoja social de la mentira (José Luis Pintos)

Mentira y Comunicación Social



La paradoja social de la mentira
  
El mentiroso utiliza los signos válidos, las palabras,
para que lo irreal aparezca como real
 
F. Nietzsche

En los procesos comunicativos que mantienen a las sociedades en pie lo que importa no es la corrección o incorrección de las formas, la veracidad o mendacidad de las fuentes de información, la verosimilitud o inverosimilitud de las versiones acerca de lo que se comunica.
Lo que importa, lo que mantiene a una sociedad es la permanencia de los procesos selectivos que supone la comunicación.
Sólo si la comunicación se interrumpe, sólo si deja de producirse comprensión, si dejan de producirse posibilidades diferenciadas de sentido, dejan las sociedades de reproducirse como sistemas funcionalmente diferenciados que responden a las necesidades de sus entornos en los que se ubican los seres sociales.
La comunicación no es la señal que conecta el emisor y el receptor.
Supone la señal, pero no es la señal.
La señal implica una definición técnica indicada por parámetros cuantitativos optimizables.
La señal es un instrumento de transporte de mercancías cualitativamente diferenciadas.
La complejidad de la transmisión de la señal se reduce por el ajuste de los parámetros, por la supresión de los ruidos, por la correspondencia de los procesos codificadores y descodificadores.
La señal no es recurrente sino concurrente, debe tener rendimientos constantes no alterados por el paso del tiempo.
Los procesos selectivos y las posibilidades son fijos y limitados.
En la señal se pueden producir errores y corregirlos, no se producen engaños. 
En la comunicación se produce una elevada complejidad que sólo se puede resolver selectivamente a través de la recursividad incorporando el tiempo y sus variaciones en los procesos recíprocos de los sistemas que se comunican.

Si asumimos esta perspectiva, que podemos denominar de “constructivismo sistémico” tenemos que atender a un nuevo planteamiento de cuestiones que anteriormente se daban por supuestas:
1. la verdad como adecuación;
2. la distinción entre las apariencias y lo esencial;
3. la naturalidad de las evidencias.

Un tratamiento completo de estas cuestiones es inadecuado para los fines de este escrito, pero no queremos dejar de hacer algunos comentarios que nos permitirán aclarar nuestra posición.

Ampliemos la cita anteriormente iniciada de Nietzsche:

    La verdad es un rebaño móvil de metáforas, metonimias, antropomorfismos, dicho brevemente, una suma de relaciones humanas que medraron poética y retóricamente, fueron transmitidas y enriquecidas y que tras un largo uso por un pueblo se tuvieron como fijas, canónicas y vinculantes. Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado lo que son: metáforas que por el uso se han vuelto débiles y absurdas, monedas que han perdido su imagen y que ya no podemos considerar monedas sino trozos de metal
La verdad está vinculada a la vida de un pueblo, por lo tanto a un conjunto complejo de variaciones que no se puede fijar en el tiempo, salvo que se pretenda destruir su valor, su sentido.
El valor de la verdad no depende de una correlación estabilizada a la que se pudiera referir el hablante como establecida fuera de su tiempo, sino que está vinculado al transcurrir en el tiempo de las relaciones humanas de las que es metáfora, transformación, distorsión, imaginación.
De ahí la profunda corrupción de la comunicación humana que supone hablar de “verdades  eternas”, de “verdad absoluta”

Por eso las posiciones de poder pretenden apropiarse de la verdad no por ella misma sino por los efectos que produce en otro de definición de la situación, de construcción de su realidad .
La verdad como “adecuación” es el mecanismo que trata de construir un proceso complejo y plural presentándolo como simple correspondencia de “una” verdad con “una” realidad .
Porque la única manera de perpetuar un sistema de dominación es introduciendo el imaginario social de la ontología monoteísta, sustituyendo la operación y la acción por la referencia permanente a un centro estable y perdurable.

Esto se hace posible mediante los dos procesos aludidos más arriba: el tradicional “hilemorfismo” que separa las apariencias, los efectos de superficie, las variaciones de lo accidental de la esencia oculta de las cosas y las personas que no forma parte de la percepción, que no es observable pero que es la única referencia explicativa posible de que las formas adquieran consistencia; el otro proceso es el de la naturalización de las evidencias, que permite eludir todo tipo de crítica y discusión sobre aquello que adquiere la característica de la naturalidad.
Estos dos procesos impiden esclarecer la complejidad de los mecanismos que producen el conocimiento sustituyendo la diferencia por la identidad.

Tenemos así planteado de otra manera el problema clásico de la vinculación de la verdad y la mentira en el contexto de la comunicación. Desde una perspectiva sociocibernética [18], se podría establecer una observación de segundo orden [19] sobre el observador que emplea como su punto ciego la distinción verdad / mentira.

Tres situaciones en tres momentos distintos de la evolución de un individuo:

Asumamos tres situaciones diferenciadas en tres momentos distintos de la evolución de un individuo:
  1. El niño que recibe los regalos de “los Reyes Magos”, “Papá Noel”, “Santa Claus”, etc.las explicaciones que recibe de sus padres le convencen inicialmente, pues explican las circunstancias bastante inexplicables del hecho de recibir los regalos. Pero poco a poco le van entrando “dudas de fe” por las conversaciones con los colegas mayores de la escuela, por pequeños detalles que va descubriendo, etc. Sin embargo el fundamento de su creencia es muy firme. Son sus padres, aquellos en los que puede confiar, los que le describen el fenómeno y sus causas. Pero las “evidencias” comienzan a resquebrajarse; si hay hermanos mayores esto sucede tempranamente: “Mis padres me mienten, me engañan. Esto no es posible”. Comienza así la primera gran crisis de confianza en los individuos nacidos en culturas cristianas [20]. He ahí al niño enfrentado por primera vez a la cuestión de definir si algo es o no realidad por el testimonio de otros. Y aquí comienza la larga letanía de las “mentiras piadosas” que nos acompañará hasta nuestro lecho de muerte [21]. Se nos miente “por nuestro bien”. Pero en la conciencia de los mentirosos y los engañadores no está funcionando la distinción verdad/mentira como su punto ciego. Más bien lo que podemos observar como distinción oculta es la de “ilusión / realidad”. Frente a la “dureza de la vida cotidiana”, su sometimiento a las reglas siniestras del mercado, su vivencia cosificada y destruida en su autorreferencia, se afirma la realidad de la gratuidad, el don, el goce y la alegría de la fiesta.
  2. El joven o la joven que eligen pareja para establecer una convivencia duraderase supone que esa elección implica también la confianza en que el otro me dice la verdad, no me miente acerca de su persona, de sus intereses, de sus vicios y su virtudes. Se supone que el “enamoramiento” no deja fuera de juego un ejercicio mínimamente “racional” de la confianza, y que por tanto el sentimiento y la emoción no me llevan a mentir a mi pareja sobre cuestiones fundamentales. Pero no mentir ¿es decir toda la verdad o verdades acerca de todo? Ciertamente, es común experimentar la transparencia total como imposible; “sólo pueden, sin peligro, “darse” por entero, aquellas personas que no “pueden” darse por entero, porque la riqueza de su alma consiste en una renovación constante” [22]. El uso de la distinción “verdad / mentira” implicaría, en este caso el predominio de la heterorreferencia sobre la autorreferencia, la dependencia de criterios externos de validez para juzgar la viabilidad de la vivencia en común. Lo que últimamente desembocaría en la forma  “contrato” por la que se pretende decidir el futuro desde el pasado. Pero la única forma creativa de definir un futuro en común es desde la distinción “posibilidad / selección” como recorrido recurrente que va más allá de las leyes y sus transgresiones y que define el campo de la realidad como la realización de posibilidades.
  3. El enfermo ante el diagnóstico del médico: una persona adulta se hace un conjunto de análisis médicos de los que se derivan un diagnóstico específico y un tratamiento. Existe la posibilidad que se trate de un cáncer y que sus posibilidades de supervivencia estén severamente limitadas. ¿Qué actitud toma el enfermo? ¿Necesita saber a toda costa la “verdad”? ¿Qué actitud toman los familiares y amigos? ¿Tienen que “mentirle”? Son conocidas las dos posturas claramente diferenciadas: las de los que quieren saber con toda exactitud el diagnóstico y los que prefieren ignorarlo. Ambos se parecen en que siguen empleando la distinción “verdad” / “mentira” como  un código binario de aparente exactitud y necesidad. Ambos excluyen o tratan de excluir la “contingencia”, la indeterminación, la probabilidad, la posibilidad de la sorpresa. Piensan que el futuro está decidido en el pasado y por tanto huelga vivir la angustia del presente. Porque la “mentira” acerca del diagnóstico puede devenir en verdad por el tratamiento y la respuesta global del individuo y, correlativamente, la verdad acerca de un diagnóstico puede devenir mentira por la misma causa. ¿Qué es lo que nos parece que se está considerando como distinción básica más allá de la de verdad / mentira? Pues lo que se está construyendo es la realidad de la vida cuya culminación es la muerte. Y esa realidad se construye utilizando los imaginarios que acerca de la vida y la muerte están vigentes en nuestras sociedades.
En cada uno de estos casos podemos observar, desde nuestra posición de observador de segundo orden que la distinción con que operan los observadores de primer orden no es la que ellos creen utilizar, la distinción verdad/mentira, sino las distinciones correspondientes a los imaginarios sociales que operan en cada situación concreta, a través de los cuales podemos llegar a percibir algo como real.

Digresión sobre la manipulación mediática

En el cuerpo del texto hemos aludido al tópico de la “manipulación”. Es frecuente escuchar quejas acerca del poder de la televisión “que manipula a la gente” o que“manipula la realidad”. 
Recientemente se han publicado varios ensayos de autores conocidos por su competencia en otras materias que de una u otra forma hacen la crítica del medio televisivo.

Da la impresión de que las abundantes reflexiones y análisis que se han producido en los últimos 20 ó 30 años sobre la comunicación, los medios, las imágenes y los imaginarios no han servido para que algunos “intelectuales”  asuman el papel que les asignaba Octavio Paz. 

El de la manipulación es un viejo tema en las ciencias sociales y ampliamente tratado desde diferentes perspectivas, sobre todo en las épocas más ideológicas del siglo pasado.
Junto con el concepto de “alienación” servía para explicar por qué la gente no hacía o no pensaba como algunos intelectuales iluminados deseaban que lo hicieran.
 Actualmente vuelve uno a escuchar, cuando plantea cuestiones como la que abordo en este escrito, la dichosa explicación evidente de la desinformación: “la televisión manipula los hechos presentando unos y no otros y hace creer (engaña) a la gente que, por desgracia, se cree las “mentiras de la TV” 

Este tipo de afirmaciones bienintencionadas tiene un defecto: suponen que solamente existe una realidad, una verdad y que es posible acceder a ella y presentarla como lo que es.
Suprime todo el proceso constructivo comunicativo.
Hace ya bastantes años uno de los más interesantes sociólogos estadounidenses, W.I. Thomas estableció lo que posteriormente se conoció como el “Teorema de Thomas”:

    Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias
Dicho en otras palabras: la realidad de las consecuencias no implica la realidad de los antecedentes sino de la capacidad creativa o credencial de los actuantes.
No tiene por qué haber marcianos para que mucha gente huya de las ciudades y se genere la realidad del caos producido por una huida masiva de ciudadanos.
La manipulación sólo se daría, p.e., en el primer caso que presentamos en este apartado: a) hay una realidad “verdadera”: los padres compran los regalos de sus hijos; b) hay un hecho incontrovertible: los hijos reciben realmente los regalos; y c) hay una explicación engañosa -“manipulada”- del hecho: “han sido los Reyes Magos”. 
Paradójicamente la generalización de las comunicaciones televisivas ha planteado nuevos y “graves” problemas a esa explicación y ha obligado a adornar con floridos recursos estilísticos, todos ellos mendaces, las formas anteriores de manipulación.

La manipulación no es posible cuando accedemos a las diferentes versiones que informan acerca de un suceso. 
No hay manipulación cuando las diferentes perspectivas de construcción de la realidad de un hecho, p.e., un partido de fútbol son accesibles al espectador. 
El espectador no es manipulado por el medio, sino que interpreta desde su propia perspectiva los diferentes puntos de vista que nos proporcionan la pluralidad de cámaras y la moviola. 
Y todavía quedan las opiniones y discusiones de los expertos, los juicios de valor sobre la actuación arbitral y el tratamiento de las irregularidades o las sanciones por los organismos burocráticos (¡!).

“Mentira y comunicación” Introducción (Juan Luis Pintos)

Mentira y comunicación social”  
(Juan Luis Pintos)

Introducción
Ha sido tan amplio, cultural y cronológicamente, el tratamiento del tema “Mentira” que sería imposible pretender conectarse con esa larga y pluridisciplinar tradición (lógica, pragmática, teoría de la decisión racional, teología, moral, ética, etc.)
Sin embargo, se plantea hoy como un tema fronterizo al menos de dos disciplinas no siempre bien avenidas: la psicología y la sociología. 
Los temas fronterizos generan problemas específicos cuyo planteamiento, tratamiento y solución impone siempre una práctica comunicativa, una discusión y una permanente observación sobre las variaciones que introducen el paso del tiempo y el cambio de las costumbres.

También aparece la mentira ligada a la paradoja, pues las pretensiones de determinados grupos sociales de establecer la posibilidad de definir la realidad de modo aleatorio con respecto a la “verdad” (el caso de ficción de la novela de Orwell 1984, se ha comprobado como “realmente” existente antes y después de la fecha de escritura: “la realidad imita al arte…”); las víctimas son los asesinos, los inocentes son los culpables, lo natural es el artificio, la sumisión es la libertad…

Si acudimos a un metabuscador que nos proporcione los temas más frecuentemente vinculados al campo semántico del mentir en Internet nos encontramos con que una quinta parte de los sitios seleccionados tiene que ver con aspectos psicológicos de la mentira. 
Si le añadimos los aspectos más vinculados a lo pedagógico alcanzaremos casi una tercera parte de los casos. 
Otra quinta parte estaría marcada por la dispersión de referencias, que se incrementaría hasta otra tercera parte si le agregamos aspectos concretos que aparecen una sola vez.
 Para el tercio restante nos quedaríamos con un 20% vinculado al arte y el espectáculo y un 10% vinculado al ejercicio de la política. 
 Esta construcción de relevancias deja en la opacidad los aspectos que podíamos suponer, desde una perspectiva tradicional, más vinculados a la mentira, como serían los filosóficos (o lógicos) y éticos (o morales). 
En síntesis una observación de lo que aparece como realidad construida de la mentira en la principal fuente de información y conocimiento en nuestras sociedades nos obligaría a pensar en la mentira como patología individual más que como elemento de la comunicación social.

Sin embargo hemos titulado estas páginas “Mentira y comunicación” y hemos reforzado el sentido denominando a la mentira como “paradoja social”.
 El reto de observar la mentira más allá del hablante, o expresado de otra manera, la preocupación por tratar de definir el valor comunicativo de la mentira en unas sociedades en las que la verdad ha sido desabsolutizada y retirada de los centros y los vértices de los procesos comunicativos globales, nos va a conducir a una cuestión más de fondo que tiene que ver con las definiciones de lo que podamos considerar como realidad y la construcción de las creencias correspondientes.

domingo, 19 de junio de 2011

La virtud de la No Lucha-Lao Tzé

Tao Te King 
La virtud de la No Lucha
(Lao Tzé)

Un buen soldado nunca es agresivo; un buen guerrero nunca es irascible.
La mejor manera de conquistar a un enemigo es ganarle sin enfrentarse a él.
La mejor manera de emplear a alguien es servir bajo sus órdenes.
¡A esto se llama la virtud de la no-lucha!
¡A esto se llama emplear las capacidades de los hombres!
¡A esto se llama estar casado con el Cielo desde siempre!
Los estrategas tienen un dicho: no me atrevo a ser el anfitrión, sino el invitado; 
no me atrevo a avanzar ni un centímetro, sino que prefiero retirarme un paso.
A esto se llama avanzar sin moverse, arremangarse las mangas sin desnudarse los brazos, capturar al enemigo sin enfrentarse a él, sostener un arma que es invisible.
No hay peor desgracia que subestimar la fuerza de tu enemigo.
Ya que subestimar la fuerza de tu enemigo es perder tu tesoro.
Por ello, cuando se enfrentan tropas en el campo de batalla, la victoria pertenece a la parte más afligida. 


ZEN: ÉTICA Y ESTÉTICA DE LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL

ÉTICA Y ESTÉTICA  DE LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
"Alishia,eye Zen"Picture from :http://www.johnfrazee.com

El Zen no es una religión, pues no hay dios que adorar, no es tampoco una filosofía, pues no se basa en la lógica ni en el pensamiento.
El fundamento del Zen es el Satori o Iluminación, que consiste en una ruptura abrupta de la conciencia limitada al Yo hacia una forma de mismidad como no-yo (Jung, 1992).
Para lograr este estado, el practicante debe abocarse a un misticismo contemplativo, a través de distintos métodos, como el zazen, o la práctica meditativa de la insubstancialidad.
En el zazen no hay nada que buscar, no hay meta, no hay objetivo, ni siquiera se ve el satori como una finalidad, al discípulo se le dice que ya ha llegado al estado buscado, que sólo deber sentarse sin hacer nada, sin esforzarse.
Quietamente sentado, sin hacer nada,
Llega la primavera y crece la hierba sola
Tal como en el concepto chino de wu-wei (acción a través de la no-acción) Muchas veces se ha dicho que es absurdo tratar de explicar lo que es el Zen,pues éste consiste en una experiencia de carácter no verbal e inaccesible por medios conceptuales (Watts, 1981).
En otras palabras, para saber que es Zen hay que practicarlo.
El taoismo chino, modo de liberación primitivo, apadrinó el nacimiento del zen, al unirse al budismo mahayana hindú.
La fusión de ambas filosofías dieron nacimiento al "zen".
El zen es un método budista para conseguir una comprensión directa de la realidad (de la vida).
Fue difundido durante el Siglo VI desde la India a China donde se le consideró como "lo que apunta directamente al corazón del hombre".
El zen se basa en una sencillez de principios incomunicables con la palabra, más bien con una simple sonrisa.
Es un modo de vida basado en el budismo y en su vía del medio que consiste en evitar los extremos.
Los extremos son el abandono a los placeres y el disfrute por un lado, y por el otro la agonía de las mortificaciones y austeridades.
La doctrina zen persigue (en resumen):
* Experimentar las realidades cotidianas de forma objetiva, tales como son, y no como nos gustaría que fueran.
* La recuperación de la simplicidad y sencillez
* Hallarlo todo al perderlo todo. "La posesión crea conmoción provocada por la ansiedad que hace nacer en el hombre". "La frustración de un deseo reprimido crea ansiedad".
* Detener el intelecto y la imaginación para poder experimentar las realidades concretas como son realmente.
* Liberarse del yugo de los "conceptos".
Destruir las rígidas formas del pensamiento con el que intentamos poseer la vida.
* Encontrar el entusiasmo en la riqueza del vacío.
* Despertar el sentido innato de la existencia.
EL VACÍO
Para el zen vaciarse significa darse cuenta de que realmente no se tiene nada y que nunca se ha tenido nada.
Nada que ganar y nada que perder, nada que dar y nada que recibir; ser exactamente así de pobre y sin embargo ser rico en posibilidades inagotables.
El vacío zen es un vacío dinámico y vivo, inaprehensible y atemporal, cuya verdadera naturaleza permanece desconocida. 
La esencia de la vida se siente, no se piensa (no se racionaliza o conceptualiza), y cuando se capta se comprende su naturaleza de vacío.
Ese estado de "desprendimiento" y "ausencia" de deseos es a la vez espiritual y psicológico.
Un poema zen dice así:
 "El camino perfecto carece de dificultades excepto la de negarse a admitir preferencias, sólo cuando se ha liberado del odio y del amor se revela plenamente y sin disfraces; una diferencia de un décimo de pulgada es lo que separa al cielo de la tierra. Si quieres verlo con tus propios ojos, no debes tener pensamientos fijos, ni a favor ni en contra." "Todo es adecuado y a la vez nada es adecuado"

El zen descubre su esencia en la vida trivial y sin acontecimientos extraordinarios, del hombre corriente.
Rechaza todas las escrituras (textos) y opiniones de otros en beneficio o preferencia de la experiencia personal.
También rechaza las actitudes excesivamente reverente ante los temas sagrados.
El Zen cree en la iluminación repentina porque cree que sólo se requiere una determinada situación para despertarla y es como un relámpago, de pronto tomamos conciencia de la verdad, que ya estaba en nosotros, olvidada.
Los santos siguen el camino de la perfección dice, pero ese camino es inútil, porque Dios no es nada que se pueda alcanzar por medio del perfeccionamiento sino que es Alguien que ya está en nosotros.
Tan sólo se requiere lograr algo de conciencia, de conciencia de sí.
La iluminación se alcanza en un instante porque ya estamos iluminados pero lo hemos olvidado y necesitamos recordarlo.
La función del maestro Zen consiste en recordárnoslo, no en señalarnos un camino sino en brindarnos un recuerdo, tampoco nos aporta carácter o virtud, sino sólo conciencia e inteligencia para ayudarnos a despertar.
El Zen aporta una verdad totalmente nueva: la iluminación es instantánea
Existe una disciplina que sirve para despertar. Se llama “preparación”. La preparación no tiene nada que ver con el carácter pero sí con la conciencia.
Significa que hay que crear una circunstancia, un contexto que facilite el despertar.
Por ejemplo, meditar sobre una breve frase como: “No hagas caso”, la cual deberá recordarse en todas las situaciones posibles que le acontezcan a uno, pase lo que pase.
Es difícil, muy difícil porque todos nuestros apegos están en juego, la vida puede estar en peligro, la tranquilidad puede desaparecer, la seguridad se puede evaporar, nuestros seres queridos pueden desaparecer.
Pero siempre hay que relajarse y recordar: “No hagas caso” porque no hay nada seguro, nada estable como creemos, en este mundo de cambio.
Se necesitan lograr sólo dos cosas: una es tomar conciencia de que no poseemos nada, podemos usar todo pero no poseemos nada; y dos, relacionarse con las personas pero no involucrarse en ninguna relación, porque eso es esclavitud.
LA PRÁCTICA ZEN: LA SUBLIMACIÓN DE LA VIDA DIARIA
"Lo que cuenta no es lo que hacemos sino como lo hacemos".


"No hay una acción que sea noble de por sí: lo será o no, según la manera en que el sujeto la realice".
La práctica es el método principal y más adecuado de penetración en la esencia de las cosas. 
El zen demuestra con el "satori" que la acción es necesaria y además vivifica.
Pero para ello es necesario liberarse de todos los temores de una conciencia proyectiva que trata de anticipar el futuro mediante el miedo y el deseo. 
La grandeza del hombre está en su vida cotidiana, en el ahora, el eterno ahora, el presente más inmediato. 
Una vez alcanzado el "satori" (la iluminación), la vida ordinaria está habitada por el espíritu. 
La mirada perspectiva de los ojos a las cosas pequeñas cotidianas se vuelve distinta.
"Traer agua para beber y cortar leña para el fuego, son las cosas (las cosas sencillas) en las que reside el maravilloso Tao (el camino del conocimiento)".
"Los demás, cuando comen, no comen sino que andan dando vueltas a los más diversos asuntos, dejándose molestar por ellos; si duermen, en realidad no es dormir lo que hacen, sino soñar un sinfín de cosas.... "
La meta del zen es concentrarse con intensidad en la realidad presente.
"Viajar es estar vivo, pero llegar a alguna parte es estar muerto".

viernes, 17 de junio de 2011

REGLAS PRACTICAS PARA EL ARTE DE CRITICAR II (sobre texto "Razones para vivir"de Martín Descalzo)

Dedicado a ciertos personajes que creen saberlo todo....

REGLAS PRACTICAS PARA EL ARTE DE CRITICAR II



He aquí algunas reglas prácticas para el arte de criticar:

1º Hacer la crítica «cara a cara». Es decir, hacérsela al que tiene que corregirse. Buscar ayudarle. Tirar la piedra y esconder la mano es de mezquinos.


2º Hacer la crítica en privado (a no ser que se trate de cosas públicas). Decirle a uno sus defectos en público es contraproducente.


3º En la crítica, no hacer comparaciones, que resultan odiosas. Nunca decirle a un hijo: «aprende de tu primo». Cada persona es cada persona. Cada caso es cada caso. Las circunstancias diversas pueden cambiar los casos radicalmente.


4º Criticar los hechos, nunca las intenciones. Sólo Dios conoce los corazones. Mientras no nos conste de lo contrario debemos pensar en la buena fe del prójimo. Eso de «piensa mal y acertarás», aunque algunas veces dé resultado, es poco caritativo. Es más bonito aquello de «piensa bien mientras no tengas razones que te obliguen a pensar mal».


5º Limitar la crítica a un caso concreto. Sin generalizar. Las generalizaciones, generalmente, perjudican a inocentes.


6º Criticar con objetividad. Sin exagerar. Evitar las palabras «siempre», «nunca» y similares. Nadie es siempre malo.


7º Criticar una sola cosa cada vez. Soltar de golpe muchas críticas es agobiante.


8º No repetir la misma crítica frecuentemente. El machaconeo resulta ineficaz.


9º Elegir el momento oportuno, tranquilo. Si uno de los dos está nervioso se agrandará la herida en lugar de curarse.


10º Comprobar bien lo que se critica. Basarse sobre rumores o sospechas es exponerse a ser injusto.


11º Ponerse en el lugar del criticado para no hacer a nadie lo que no nos gusta que nos hagan a nosotros. Si supiéramos las razones que el otro ha tenido, seríamos mucho más indulgentes. 

El Amor es la cualidad más importante-Juddi Krishnamurti (Fragmento de "A los pies del Maestro")


 El Amor es la cualidad más importante
(Fragmento de "A los pies del Maestro")
Juddi Krishnamurti


IV

El Amor es la cualidad más importante, por­que cuando es bastante fuerte en un hombre, lo estimula a revestirse de todas las demás, que sin ella nunca serían suficientes. 
Suele definirse el amor como un intenso deseo de unión con Dios y de liberación de la rueda de nacimientos y muertes. 
Pero este concepto del amor suena a egoísta e implica sólo una parte de su significa­do. 
El amor es más que deseo; es voluntad, reso­lución, determinación. 
Para producir este resul­tado, la resolución debe llenar vuestra natura­leza entera, hasta el punto de no dejar lugar para ningún otro sentimiento. 
Es, sin duda, la volun­tad de ser uno con Dios, no para escapar del su­frimiento y de la fatiga, sino a fin de que, en ra­zón de vuestro amor profundo hacia Él, podáis obrar con Él y como Él obra... Pues siendo Dios Amor, si quieren llegar a ser uno con Él, deben también estar poseídos de amor y perfecto al­truismo.
En la vida diaria, esto significa dos cosas: pri­mera, que procuren cuidadosamente no causar daño a ningún ser viviente; segunda, que siem­pre estén alerta por si se presenta la oportunidad de ayudar.
Primero, no dañar
Hay tres pecados que causan en el mundo mayores males que todos los demás: maledicencia, crueldad y superstición, porque son pecados contra el Amor. 
Si el hombre quiere henchir su corazón de amor divino, ha de vigilarlos y combatirlos constantemente.
Veamos los efectos de la maledicencia: Prin­cipia con el mal pensamiento, y esto en sí mismo es ya un crimen. 
Porque en todas las personas y en todas las cosas existe el bien y el mal. 
A cualquiera de éstos podemos prestarle fuerza, pensando en él, y por este medio ayudar o estor­bar la evolución; podemos hacer la voluntad del Logos o trabajar en contra de ella.

Si piensan  mal de otro, cometen tres iniquida­des a un tiempo:
1ª Llenan el ambiente que los rodea de malos pensamientos en vez de buenos, y así aumentan las tristezas del mundo.
2ª Si en el ser en quien piensan existe el mal que le atribuyen, lo vigorizan y alimentan; y así, hacen peor a su hermano en vez de hacerlo mejor. Pero, si generalmente el mal no existe en él y tan sólo lo han imaginado, entonces su maligno pensamiento tienta a tu hermano y lo induce a obrar mal, porque, si no es todavía perfecto, pueden convertirlo en aque­llo que de él han pensado.

3ª Nutren  su propia mente de malos en vez de buenos pensamientos, y así impiden vuestro propio desarrollo y se hacen, a los ojos de quienes pueden ver, un objeto feo y repulsivo, en vez de bello y amable.

No contento con hacerse todo este daño y ha­cerlo a su víctima, el maldiciente procura con to­das sus fuerzas que los demás participen de su crimen. 
Les expone con vehemencia su chisme, con la esperanza de que lo crean, y entonces los convencidos cooperan con él, enviando malos pensamientos al pobre paciente. 
Y esto continúa día tras día, y no lo hace sólo una persona, sino miles. 
¿Ven ahora cuán bajo, cuán terrible es este pecado?  
Procuren evitarlo en absoluto. 
No hablen jamás mal de nadie; niéguense a escuchar a quien les hable mal de otro, y díganle, afectuo­samente: "Tal vez eso no sea verdad, y, aunque lo fuese, es mejor no hablar de ello".
En cuanto a la crueldad, ésta es de dos clases: intencionada y sin intención.

La crueldad intencionada consiste en causar, de propósito, dolor a otros seres vivientes, y éste es el pecado más grave de todos: obra de diablo más bien que de hombre. 
Me dirán que ningún hom­bre puede hacer una cosa semejante; pero preci­samente los hombres la han hecho muy a menu­do y aún la están haciendo cada día. 
Los inquisi­dores la practicaron, y también muchas gentes religiosas en nombre de su religión; los vivisectores, así como habitualmente algunos maestros de escuela. 
Todas estas personas tratan de ex­cusar su brutalidad con la costumbre; pero un crimen no deja de serlo porque muchos hombres lo cometan. 
Karma no tiene en cuenta las cos­tumbres; y el karma de la crueldad es el más terrible. 
En la India, al menos, no puede haber excusa para tales costumbres, porque todos co­nocen el deber de no acusar mal a nadie. 
El des­tino de los crueles cae también sobre aquellos que se dedican intencionadamente a matar a las criaturas de Dios, y llaman a esto deporte.
Ya sé que tales cosas no las efectuan ustedes, y por amor de Dios hablaran claramente contra ellas cuando la oportunidad se les presente.  
Pero también hay crueldad en las palabras como en los actos, y una persona que diga una palabra con intención de herir a otra es culpable de este crimen. 
Esto tampoco lo deben hacer ustedes; pero algunas veces una palabra dicha al descuido ha­ce tanto daño como una maliciosa. 
Así pues, de­ben estar siempre en guardia contra la crueldad no intencionada.
En general, ello procede de la irreflexión.  
Hay hombres tan poseídos de la ambición y de la ava­ricia, que ni siquiera se dan cuenta del sufri­miento que causan a los demás pagándoles poco, o haciendo pasar hambre a su mujer e hijos. 
Otros, pensando tan sólo en su codicia, se preocupan poco de los cuerpos y de las almas, a quie­nes arruinan por satisfacerla. 
Para librarse de unos cuantos minutos de molestia, un hombre deja de pagar a sus obreros el día que les corres­ponde, sin acordarse de las dificultades que este hecho les reporta. 
¡Tanto sufrimiento se causa por descuido, por olvidar cómo una acción ha de afectar a los demás!...  
Pero Karma nunca olvida, y no tiene en cuenta que los hombres ol­viden los hechos.
Si desean entrar en el Sendero, deben pensar en las consecuencias de sus actos, para que no sean culpables de crueldad irreflexiva.
La superstición es otro mal tremendo, que ha causado grandes y terribles crueldades. 
Las per­sonas esclavas de ella menosprecian a las que saben más, y tratan de obligarlas a hacer lo que ellas hacen.
Piensen en la horrorosa matanza debida a la superstición de sacrificar a los animales . Piensen en el trato a que la superstición ha dado motivo con respecto a las clases oprimidas en nuestra amada India, y vean cómo esta mala tendencia puede engendrar una despiadada inconsideración, aun entre los que conocen el deber de fraternidad.
Los hombres han cometido muchos crímenes en nombre del Dios de Amor, movidos por la pesadilla de la superstición; cuidénse mucho de que no quede en ustedes ni el más leve vestigio de ella.
Deben evitar estos tres grandes delitos, por­que son fatales a todo progreso, por ser pecados contra el amor. 
Pero no tan sólo están obligados a refrenarse de este modo ante el mal, sino que han de ser activos para el bien. 
El intenso de­seo de servir ha de llegar al máximo, hasta el punto de estar siempre a la mira para aplicarlo alrededor de ustedes, no tan sólo a las personas, sino a los animales y a las plantas. 
Deben pres­tar su servicio hasta en las pequeñas cosas de la vida diaria, de modo que, acostumbrándose a ello, no puedan substraerse, cuando se presente la oportunidad de hacer cosas de mayor impor­tancia. 
Pues si desean llegar a ser uno con Dios, que no sea para el propio beneficio, de ustedes,sino para convertirse en canal por donde fluya Su amor para alcanzar a sus semejantes.
El que está en el Sendero no vive para sí mis­mo, sino para los demás; se olvida de él para po­der servirlos. 
Es a manera de pluma en manos de Dios, por la que fluye Su pensamiento y tiene expresión aquí abajo, lo que no podría suceder sin ella. 
Es a manera de un canal de fuego vi­viente que derrama sobre el mundo el Divino Amor que llena su corazón.
La sabiduría que los capacita para ayudar, la voluntad que dirige la sabiduría, el amor que inspira la voluntad, éstas son las cualidades de ustedes.

jueves, 16 de junio de 2011

Falacias-De cómo viciar,manipular y enfermar la comunicación.(Germán T.Lovrencic)

Falacias
Germán T. Lovrencic
De cómo viciar,manipular y enfermar la comunicación
La palabra falacia es usada a veces, como equivalente al término sofisma.
La significación de falacia o sofisma alude a un argumento aparente o a una forma de argumento no válida.
La palabra falacia tiene límites imprecisos en su significado.
 En algunos contextos aparece el término denotando una falsa creencia o un error expresado en un enunciado, pero éste es un uso impropio.
Para que haya una falacia es necesario que estemos en presencia de un argumento; conforme a lo que se ha dicho precedentemente, es menester que se trate de un “argumento aparente”.
Desde el punto de vista lógico, no existe un argumento o un razonamiento; pero aunque incorrectos a la luz de la lógica, suele llamarse falacias a los razonamientos que son psicológicamente persuasivos.
 Es un modo de argumentar en que hay un error en la estructura del razonamiento, que pasa inadvertido.
Debido al múltiple registro de falacias que han mencionado estudiosos durante la historia, se puede concluir que no se puede, “ni se debe” enunciar una clasificación taxativa de las mismas.
Pero se tomará como base la realizada por Aristóteles.
Falacia Formal y no formal

Tradicionalmente, las falacias son divididas en dos grandes grupos: “Formales” y “No Formales”.
El análisis de este trabajo se basará en las “Falacias no formales”.
Para hacer una pequeña referencia sobre las falacias formales, diremos que son aquéllas que están conectadas con esquemas de inferencias válidos (el error se distingue en la estructura  “formal”)
Falacias no formales
Las falacias no formales consisten en errores en el razonamiento sometidos o bien por la fuerza persuasiva del argumento empleado para establecer la conclusión o bien por la ambigüedad que presenta el lenguaje utilizado para formular el razonamiento.
 A la luz de este criterio clasificatorio las falacias no formales se dividen en dos grandes grupos:
A- Falacias de Atinencia
B- Falacias de Ambigüedad
Falacias de Atinencia
La característica común a todos los razonamientos que cometen falacias de atinencia es que sus premisas carecen de atinencia lógica con respecto a sus conclusiones, no pudiendo establecer su verdad.
La circunstancia de carecer de atinencia lógica, presentando en cambio atinencia psicológica se explica por los distintos modos en que puede ser usado el lenguaje.

-Argumentum ad baculum (Apelación a la fuerza)


Recibe este nombre la argumentación compuesta por enunciados que aluden a medios de coacción; dichos enunciados son formulados a efectos de fundamentar la concusión que se pretende hacer aceptar.
La intimidación no necesariamente debe hacerse a través de enunciados que aludan a la coacción física, ya que dichos enunciados pueden referirse a otros métodos de intimidación no consistentes en las vías de hecho.
Usualmente sólo se recurre a ella cuando fracasan las pruebas o argumentos racionales. Podría resumirse el ad baculum en la frase: “La fuerza hace el derecho”.
Ejemplo: En la reunión de los "Tres grandes" en Yalta, al fin de la Segunda Guerra Mundial. Informaron que el Papa sugería un curso de acción, por esto Stalin, en desacuerdo preguntó: "¿Y cuántas divisiones dice usted que tiene el Papa para el combate?"
- Argumentum ad hominem–Ofensivo



Se la comete cuando, en vez de tratar de refutar la verdad de lo que se afirma, se ataca al hombre que hace la afirmación.
No hay conexión lógica entre el enunciado que ataca al autor de una proposición y la proposición cuya verdad se pretende refutar.
No se trata de disputar acerca de la verdad o falsedad de la proposición en cuestión, sino arrojar dudas acerca de la plausibilidad y/o de la consistencia de la persona que defiende esta proposición y contra la cual se argumenta “ad hominem”.
La forma en que se puede persuadir a veces este razonamiento falaz es a través del proceso psicológico de la transferencia. Si puede provocarse una actitud de desaprobación hacia una persona, puede convertirse en desacuerdo con lo que esa persona expresa (pero esta conexión es sólo psicológica, no lógica)
Ejemplo: Si se trata de desvalidar la palabra de Pitágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”, con el argumento falaz: “¡Esa proposición es falsa como todas las afirmaciones de los sofistas!”, nos encontramos con que el nexo es sólo emocional y por lo tanto psicológico; no hay conexión lógica entre el enunciado que ataca el autor de la preposición y la proposición cuya verdad se pretende refutar.
(ver el post "Para qué argumentar, cuando podemos descalificar? del blog " Dividiendo entre cero")
- Argumentum ad hominem –Circunstancial
La variedad circunstancial del argumento ad hominem corresponde cuando aprovechando la debilidad de las consecuencias derivadas de principios aceptados por el interlocutor, concluye atacando como inaceptables tales principios.
Hay una relación entre las creencias de una persona y las circunstancias que la rodean.
Los principios atacados como inaceptables, presentan la propiedad de ser tesis admitidas por quien se hace pasible de este argumento falaz; en virtud de lo expuesto, dicha falacia en modo circunstancial, también recibe el nombre de ex-concessis
Ejemplo: Una persona imputa a un cazador ser un desalmado por cazar animales indefensos; y este le refuta el argumento recordándole que el otro que su modo de subsistir incluye el sacrificio de animales, cuya carne consume.

-Argumento ad ignorantiam
Se comete esta falacia cuando se sostiene que una proposición es verdadera argumentado solamente que no se ha demostrado que sea falsa, o bien que es falsa porque no se ha probado lo contrario.
 La incapacidad de probar la verdad o falsedad de una proposición carece de conexidad lógica con la afirmación de su falsedad o su verdad, según el caso.
Esta falacia suele cometerse con mucha frecuencia en temas relativos a los fenómenos extrasensoriales.
Ejemplo: Un claro ejemplo de esta falacia es si se dijera: “debe haber fantasmas porque nadie ha podido demostrar nunca que no los hay”.
Pero existe un contexto, el jurídico, donde el argumentum ad ignorantiam acarrea la declaración de inocencia de un agente, por parte del órgano aplicador de derecho.
 Se establece que la ignorancia por falta de pruebas o pruebas insuficientes acerca de la culpabilidad de un individuo justifica la aserción de su inocencia.
-Argumentum ad misericordiam
El argumentum ad misericordiam constituye un claro ejemplo de la utilización del lenguaje en sentido emotivo como también la falta de atinencia lógica entre los enunciados que constituyen la argumentación y la conclusión que se pretende aceptar.
Mediante esta falacia se pretende que se acepte una argumentación apelando a la piedad.
Se encuentra con frecuencia este tipo de argumentación en los tribunales de justicia, cuando un abogado defensor deja de lado los hechos que atañen al caso y trata de lograr la absolución de su cliente despertando piedad o lastima en los miembros del jurado.
Ejemplo: Como ya se ha mencionado, el uso de esta falacia en los tribunales de justicia es muy común, en donde se trata de mencionar hechos, de poca relación con el hecho en cuestión (meritos, triunfos, estado familiar, servicios prestados al linaje humano, etc.), para conseguir así la inocencia.
Un caso extremo, es la argumentación de una persona, quien había asesinado a sus padres e intentaba acudir a la piedad del jurado por ser “huerfano”.
- Argumentum ad populum



Esta falacia tiene varios modos de presentación:
  1. Algunas veces, se solicita mediante una argumentación que constituye un llamado emocional al auditorio, la aceptación para un enunciado que no es la conclusión de un razonamiento lógico válido. Este argumento se dirige a un conjunto de personas, con la intención de provocar en ellos aquellos sentimientos que les hagan adoptar el punto de vista del hablante. Este llamado emocional al pueblo puede implicar falacias ad misericordiam y/o ad hominem.
  2. Otras veces, se trata de motivar determinada actitud por parte del auditorio, mediante el empleo de una argumentación instrumentada desde una perspectiva psicológica, a efectos de lograr una actitud emocional en pro o en contra de un anunciado determinado.Ejemplo: Un funcionario, en lugar de presentar pruebas acerca de los resultados de una medida económica, trata de lograr el asentimiento popular aludiendo a lo "progresista" de la medida en cuestión, que ejecutada dinamiza un sistema "obsoleto y superado por los países altamente desarrollados". Este lenguaje utilizado trata de provocar una actitud de aprobación por parte del auditorio, quien, factores emocionales mediante, no se detendrá a analizar si el enunciado cuya aprobación se promueve es o no la conclusión de una razonamiento válido.
  3. Otro modo de presentación de esta falacia, lo constituye el lenguaje publicitario. A efectos de lograr la aceptación de un enunciado que alude al consumo de un producto, los mecanismos publicitarios ponen el “acento”, en otro elemento que es que atrapa la actitud positiva del auditorio.Con la idea de movilizar sentimientos del público a favor o en contra de una medida determinada el propagandista evitará el laborioso proceso de reunir y presentar pruebas y argumentos racionales y concurrirá a los métodos más breves del argumentum ad populum.El demagogo publicitario, intentará validar o difamar sin ninguna justificación lógica. Los anunciadores "hechizan" sus productos y nos venden ilusiones de grandeza junto con productos.Ejemplo: En casi toda venta de automóviles, se acompaña con hermosas jóvenes, para capturar la atención del consumidor, pero no a través del producto directamente.Muchas veces se nos dice que una marca o producto es mejor que otras solo por que es la mas vendida. Aunque una cierta creencia es verdadera, una venta masiva del producto no justifica lógicamente la mejoría.
 -Argumentum ad verecundiam*
Un argumentum ad verecundiam es, según John Locke, es un argumento que se funda en la superioridad de hombres cuyo saber, eminencia y poder en unos aspectos les concede, o supone que les concede, autoridad suficiente para formular juicios y llegar a conclusiones en otros aspectos.
En pocas palabras, se comete esta falacia cuando para validar un argumento, se citan palabras de una autoridad, pero que posee relevancia en otro campo.
Pero la referencia a una reconocida autoridad en el campo especial de su competencia puede dar mayor peso a una opinión y constituir un factor de importancia.
Ejemplo: Si se alude a la opinión de Jorge L. Borges en materia informática para validar un argumento.
Es muy común esta falacia, en las publicidades, donde a través de famosos, se trata que adquieran productos, porque estos los eligen.
 -Falacia de Accidente
La falacia de accidente consiste en aplicar una regla general a un caso en particular cuyas circunstancias “accidentales” hacen inaplicable la regla. 
Lo que es verdad “en general” o en muchos casos, puede no serlo universalmente, porque las circunstancias modifican los casos, relativizándolos.
Ejemplo: Si una persona, en sano juicio, nos entregara un objeto dañino, con animo de tenencia temporal, y este cae en una demencia, uno 
¿Debería seguir la regla general del deber de pagar las deudas?
- Falacia de Accidente inverso (generalización apresurada)
Cuando se generaliza a partir de excepciones o apresuradamente una regla, que se adecua a pocos casos particulares, se comete la falacia de accidente inverso.
Ejemplo: Si se considera el efecto del alcohol sólo sobre los que abusan de él, podría concluirse que todos los licores son dañinos y requerir que su venta y consumo sea prohibido por la ley.
 -La causa falsa
La falacia llamada de causa falsa (según análisis históricos), ha recibido diferentes nombres latinos, con contenido cercano, pero diferente.
  • Non causa pro causa: Se refiere a la confusión existente entre lo que no es causa con una causa. Es decir, “No es causa pero se lo trata como una causa”
Por ende, se podrá decir, que la falacia non causa pro causa consiste en tomar por condición suficiente de un acontecimiento, algo que no lo es.
Ejemplo: Una ejemplificación burda pero clara, sería si se afirmara que “el sol sale por el canto del gallo”.
  • Post hoc ergo propter hoc: Designa la inferencia de que un acontecimiento es la causa de otro simplemente sobre la base de que el primero es anterior al segundo.
Consiste en relacionar el post (después de) con el propter (a causa de).
Se comete esta falacia cuando se considera que, al ser A antecedente temporal de B, entonces se considera a A como la causa de B (sólo, por ser antecesor).
Ejemplo: Una falacia seria creer que por el testimonio de alguien con resfriado, por beber unos frascos de una cocción de una hierba “secreta”, pudo curarse en dos semanas.
 -Petitio principii
Se comete esta falacia cuando se trata de tomar como premisa de su razonamiento la misma conclusión que pretende probar. Se pretende apoyar una conclusión en ella misma y sólo se cambia de palabras.
Si la proposición que se quiere establecer está formulada exactamente en las mismas palabras como premisa y como conclusión, el error será tan manifiesto que no engañará a nadie.
Ejemplo: Esta falacia pueda hallarse en una cadena de varios razonamientos: Si alguien afirma que Shakespeare es un autor más grande que Robbins, porque la gente de buen gusto literario lo prefiere; y si además afirma que la gente de buen gusto es la que prefiere a Shakespeare, se estará cometiendo la falacia.
- La pregunta compleja
Cuando se comete la falacia de la pregunta compleja se está requiriendo A) una única respuesta, a un interrogante con varias preguntas, o B) una única respuesta a un interrogante que contiene una presuposición.
Ejemplo:
 Forma A) Si la madre le pregunta a su hijo, si quiere portarse bien e ir a acostarse; claramente se trata de dos preguntas y una de ellas no presupone una particular respuesta a otra. Deben darse ambas preguntas una única respuesta.
Otro ejemplo seria la pregunta: ¿Podría Dios todopoderoso, crear una piedra tan pesada que ni él podría levantar?
 Forma B) Si se preguntara: ¿Ocultó usted en su escritorio la joya que sustrajo? Este interrogante contiene una presuposición que se ha contestado afirmativamente a la pregunta: ¿Sustrajo usted la joya?
El procedimiento inteligente es tratar la pregunta compleja no como si fuera simple, sino analizarla en sus partes componentes.
 -Ignoratio elenchi
La falacia Ignoratio elenchi se comete cuando un razonamiento que se supone dirigido a establecer una conclusión particular es usado para probar una conclusión diferente.
Ejemplo: Si en un juicio, el fiscal trata de probar la culpabilidad del acusado de asesinato de un niño, pero no a través de pruebas, sino tratando de explicar lo horrible de la muerte de un hijo. De esta manera se tratara de despertar un estado emocional en el jurado, para que se lo culpe por el horror del crimen, y no por si es realmente culpable.
Falacias de ambiguedad


La característica común de las falacias de ambigüedad es que aparecen en razonamientos cuya formación contiene palabras o frases, cuyos significados oscilan y cambian de manera más o menos sutil en el curso del razonamiento.
Se clasifican, según la manera que se presente la ambigüedad, en:
a-Falacia de equívoco
Un razonamiento es falaz por equívoco cuando, si darnos cuenta, se usa dentro del mismo contexto, una misma palabra, con diferentes significados literales.
Ejemplo: “El fin de una cosa es su perfección, la muerte es el fin de la vida; por lo tanto la muerte es la perfección de la vida” Este razonamiento es falaz, porque en él se hallan dos sentidos diferentes de la palabra fin. En uno se toma como objetivo y en otro como último suceso.
b- Falacia de anfibología
Un enunciado es anfibológico cuando su significado es confuso debido a la manera descuidada, torpe o incorrecta en que sus palabras están combinadas. Un enunciado anfibológico puede ser verdadero en una interpretación y falso en otra.
Ejemplo: Si del enunciado “Prohibido casarse a los hombres y mujeres menores de 14 años”, se extrae como conclusión que sólo pueden casarse mujeres de más de 14 años, cometemos falacias de anfibología, porque estaríamos interpretando el enunciado como una prohibición de casarse que se aplica a todos los hombres, cualquiera sea su edad y a las mujeres menos de 14 años.
Los títulos de los periódicos, muchas veces presentan anfibologías:
“Un granjero se saltó la tapa de los sesos después de despedirse afectuosamente de su familia con un revólver”.
c- Falacia de énfasis
Consiste en el cambio de significado de un enunciado como consecuencia de resaltar o destacar “enfáticamente” alguna parte del mismo, de tal manera que dicho enunciado tendría una interpretación diferente si se lo formulara sin énfasis alguno.
Ejemplo: El enunciado “La coexistencia pacífica de políticos con ideas opuestas, es el ideal de las democracias”
Si se enfatizan las palabras “ideas opuestas”, podría interpretarse que sólo la coexistencia de políticos con ideas opuestas es el ideal de las democracias, y no así la de políticos con ideas similares.
Este tipo de falacias cometido con frecuencia por la prensa escrita, al remarcar ciertos titulares de tal manera que llamen la atención de público, para atraerlo:
“¡GUERRA NUCLEAR! es lo que se teme por parte de las naciones...” La forma de presentar el enunciado es lo que lo hace falaz.
d- Falacia de composición
Reciben este nombre dos tipos de razonamientos falaces distintos, pero relacionados entre sí.
  • El primero de los razonamientos consiste en atribuir las cualidades o propiedades de las partes de un todo, al todo. Ejemplo: Habría un argumento falaz, si se dijera que, como todas las partes de una máquina son livianas, la máquina es liviana. En donde fácilmente la maquina puede ser pesada, debido a estar compuesta por un gran número de piezas “livianas”.Habría otra falacia si se afirmara que como cada uno de los barcos esta preparado, la flota esta preparada para la batalla.
  • El segundo de los razonamientos consiste en afirmar que debido a que los componentes de una clase o elemento de una colección tienen determinada propiedad, también la posee la clase o colección misma. La falacia se comete cuando se pretende que lo que se puede predicar distributivamente de una clase o colección, también se puede predicar colectivamente de ella. Ejemplo: Sería falaz argumentar que como un ómnibus gasta mas combustible que un automóvil, todos los ómnibus gastan mas combustible que los automóviles.
e- Falacia de división
Consiste esta falacia en el error inverso a la falacia de composición, por lo tanto adopta dos formas diferentes:
 -El primer tipo consiste en razonar falazmente al atribuir las propiedades de un todo a cada una de sus partes.
Ejemplo: Considerar que porque un edificio es alto, cada uno de sus pisos son altos.
Afirmar que porque una obra literaria sea interesante, cada uno de sus capítulos lo son.
- El segundo tipo consiste en atribuir las propiedades de una clase o colección a cada uno de los miembros de la clase o elementos de la colección. También se confunden las cualidades que se atribuyen distributivamente con las que lo son colectivamente, consistiendo la falacia en afirmar que lo que es cierto de una clase colectivamente también lo es distributivamente.
Ejemplo: La afirmación “el hombre desciende del mono”.
Sólo puede ser verdadera considerada colectivamente, pues si se predicara distributivamente la propiedad de descender del mono, de cada uno de los hombres, esto sería falso (y ofensivo para algunos padres...)

Es natural que nos preguntemos cómo tales argumentos pueden engañarnos. Ante esto se podrían citar dos respuestas:
a) No siempre es obvio que una determinada argumentación constituye una falacia, ya que una larga discusión, podría fácilmente, llevarnos a la fatiga y perjudicar nuestra atención, pasando por inadvertidas la poca atinencia de la conclusión con respecto a las premisas.
b) El lenguaje no solo sirve para comunicar información, sino que puede despertar grandes emociones.

No hay un procedimiento específico que no permita evitar las falacias.
Por tratarse de razonamientos de carácter persuasivo, las formas, o mejor dicho, las grandes formas que pueden adoptar son muy sutiles.
Creo yo, como ha dicho el maestro Aristóteles, que todo aquel que tenga que argüir, debe conocer estos razonamientos viciosos, carentes de articulación lógica, no para utilizarlos, y enfermar así el lenguaje ; sino para estar prevenidos contra ellos cuando sea probable su utilización por el adversario.

6. Bibliografía
Gómez Astrid y Brueva Maria: "Análisis del Lenguaje Jurídico", Págs. 155-181, ED. de Belgrano. Bs. As., 1982.
Dra. Lubertino Maria: Apuntes para el primer parcial. ED. Empresa Centro. Bs. As., 1999.
Jiménez Felipe: Lecciones sobre las falacias lógicas. Notas del IES (Institute for the international Education of Students), U.S.A., 1999.