domingo, 19 de junio de 2011

ZEN: ÉTICA Y ESTÉTICA DE LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL

ÉTICA Y ESTÉTICA  DE LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
"Alishia,eye Zen"Picture from :http://www.johnfrazee.com

El Zen no es una religión, pues no hay dios que adorar, no es tampoco una filosofía, pues no se basa en la lógica ni en el pensamiento.
El fundamento del Zen es el Satori o Iluminación, que consiste en una ruptura abrupta de la conciencia limitada al Yo hacia una forma de mismidad como no-yo (Jung, 1992).
Para lograr este estado, el practicante debe abocarse a un misticismo contemplativo, a través de distintos métodos, como el zazen, o la práctica meditativa de la insubstancialidad.
En el zazen no hay nada que buscar, no hay meta, no hay objetivo, ni siquiera se ve el satori como una finalidad, al discípulo se le dice que ya ha llegado al estado buscado, que sólo deber sentarse sin hacer nada, sin esforzarse.
Quietamente sentado, sin hacer nada,
Llega la primavera y crece la hierba sola
Tal como en el concepto chino de wu-wei (acción a través de la no-acción) Muchas veces se ha dicho que es absurdo tratar de explicar lo que es el Zen,pues éste consiste en una experiencia de carácter no verbal e inaccesible por medios conceptuales (Watts, 1981).
En otras palabras, para saber que es Zen hay que practicarlo.
El taoismo chino, modo de liberación primitivo, apadrinó el nacimiento del zen, al unirse al budismo mahayana hindú.
La fusión de ambas filosofías dieron nacimiento al "zen".
El zen es un método budista para conseguir una comprensión directa de la realidad (de la vida).
Fue difundido durante el Siglo VI desde la India a China donde se le consideró como "lo que apunta directamente al corazón del hombre".
El zen se basa en una sencillez de principios incomunicables con la palabra, más bien con una simple sonrisa.
Es un modo de vida basado en el budismo y en su vía del medio que consiste en evitar los extremos.
Los extremos son el abandono a los placeres y el disfrute por un lado, y por el otro la agonía de las mortificaciones y austeridades.
La doctrina zen persigue (en resumen):
* Experimentar las realidades cotidianas de forma objetiva, tales como son, y no como nos gustaría que fueran.
* La recuperación de la simplicidad y sencillez
* Hallarlo todo al perderlo todo. "La posesión crea conmoción provocada por la ansiedad que hace nacer en el hombre". "La frustración de un deseo reprimido crea ansiedad".
* Detener el intelecto y la imaginación para poder experimentar las realidades concretas como son realmente.
* Liberarse del yugo de los "conceptos".
Destruir las rígidas formas del pensamiento con el que intentamos poseer la vida.
* Encontrar el entusiasmo en la riqueza del vacío.
* Despertar el sentido innato de la existencia.
EL VACÍO
Para el zen vaciarse significa darse cuenta de que realmente no se tiene nada y que nunca se ha tenido nada.
Nada que ganar y nada que perder, nada que dar y nada que recibir; ser exactamente así de pobre y sin embargo ser rico en posibilidades inagotables.
El vacío zen es un vacío dinámico y vivo, inaprehensible y atemporal, cuya verdadera naturaleza permanece desconocida. 
La esencia de la vida se siente, no se piensa (no se racionaliza o conceptualiza), y cuando se capta se comprende su naturaleza de vacío.
Ese estado de "desprendimiento" y "ausencia" de deseos es a la vez espiritual y psicológico.
Un poema zen dice así:
 "El camino perfecto carece de dificultades excepto la de negarse a admitir preferencias, sólo cuando se ha liberado del odio y del amor se revela plenamente y sin disfraces; una diferencia de un décimo de pulgada es lo que separa al cielo de la tierra. Si quieres verlo con tus propios ojos, no debes tener pensamientos fijos, ni a favor ni en contra." "Todo es adecuado y a la vez nada es adecuado"

El zen descubre su esencia en la vida trivial y sin acontecimientos extraordinarios, del hombre corriente.
Rechaza todas las escrituras (textos) y opiniones de otros en beneficio o preferencia de la experiencia personal.
También rechaza las actitudes excesivamente reverente ante los temas sagrados.
El Zen cree en la iluminación repentina porque cree que sólo se requiere una determinada situación para despertarla y es como un relámpago, de pronto tomamos conciencia de la verdad, que ya estaba en nosotros, olvidada.
Los santos siguen el camino de la perfección dice, pero ese camino es inútil, porque Dios no es nada que se pueda alcanzar por medio del perfeccionamiento sino que es Alguien que ya está en nosotros.
Tan sólo se requiere lograr algo de conciencia, de conciencia de sí.
La iluminación se alcanza en un instante porque ya estamos iluminados pero lo hemos olvidado y necesitamos recordarlo.
La función del maestro Zen consiste en recordárnoslo, no en señalarnos un camino sino en brindarnos un recuerdo, tampoco nos aporta carácter o virtud, sino sólo conciencia e inteligencia para ayudarnos a despertar.
El Zen aporta una verdad totalmente nueva: la iluminación es instantánea
Existe una disciplina que sirve para despertar. Se llama “preparación”. La preparación no tiene nada que ver con el carácter pero sí con la conciencia.
Significa que hay que crear una circunstancia, un contexto que facilite el despertar.
Por ejemplo, meditar sobre una breve frase como: “No hagas caso”, la cual deberá recordarse en todas las situaciones posibles que le acontezcan a uno, pase lo que pase.
Es difícil, muy difícil porque todos nuestros apegos están en juego, la vida puede estar en peligro, la tranquilidad puede desaparecer, la seguridad se puede evaporar, nuestros seres queridos pueden desaparecer.
Pero siempre hay que relajarse y recordar: “No hagas caso” porque no hay nada seguro, nada estable como creemos, en este mundo de cambio.
Se necesitan lograr sólo dos cosas: una es tomar conciencia de que no poseemos nada, podemos usar todo pero no poseemos nada; y dos, relacionarse con las personas pero no involucrarse en ninguna relación, porque eso es esclavitud.
LA PRÁCTICA ZEN: LA SUBLIMACIÓN DE LA VIDA DIARIA
"Lo que cuenta no es lo que hacemos sino como lo hacemos".


"No hay una acción que sea noble de por sí: lo será o no, según la manera en que el sujeto la realice".
La práctica es el método principal y más adecuado de penetración en la esencia de las cosas. 
El zen demuestra con el "satori" que la acción es necesaria y además vivifica.
Pero para ello es necesario liberarse de todos los temores de una conciencia proyectiva que trata de anticipar el futuro mediante el miedo y el deseo. 
La grandeza del hombre está en su vida cotidiana, en el ahora, el eterno ahora, el presente más inmediato. 
Una vez alcanzado el "satori" (la iluminación), la vida ordinaria está habitada por el espíritu. 
La mirada perspectiva de los ojos a las cosas pequeñas cotidianas se vuelve distinta.
"Traer agua para beber y cortar leña para el fuego, son las cosas (las cosas sencillas) en las que reside el maravilloso Tao (el camino del conocimiento)".
"Los demás, cuando comen, no comen sino que andan dando vueltas a los más diversos asuntos, dejándose molestar por ellos; si duermen, en realidad no es dormir lo que hacen, sino soñar un sinfín de cosas.... "
La meta del zen es concentrarse con intensidad en la realidad presente.
"Viajar es estar vivo, pero llegar a alguna parte es estar muerto".

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