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viernes, 27 de abril de 2012

Las verdaderas diferencias entre los hombres y las mujeres- ( Fragmentos escogidos de "La Mujer ,una nueva visión" de Chandra Mohan Jain [चन्द्र मोहन जैन] Osho)

A la memoria de las mujeres asesinadas por sus esposos/parejas en Argentina,un drama actual a resolver .



42 MUJERES MURIERON QUEMADAS (en Argentina)TRAS CRIMEN DE WANDA TADDEI
                                                   (Noticias Terra.com.ar 15/02/2012)




"Cuarenta y dos mujeres murieron quemadas en todo el país desde el emblemático caso de Wanda Taddei, la joven que fue rociada con alcohol y prendida fuego en febrero de 2010 presuntamente por su pareja, el ex baterista del grupo de rock Callejeros, Eduardo Vázquez.

Según estadísticas del Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano, coordinado por la asociación civil "La casa del Encuentro", durante ese mismo año otras 13 mujeres murieron incineradas, en la mayoría de los casos por sus actuales o ex parejas.

En tanto, el número casi se triplicó en 2011, cuando 38 mujeres murieron en las mismas circunstancias.

Los casos se sucedieron casi sin pausa a partir de la muerte de Taddei (29) en su casa del barrio porteño de Mataderos, hecho que comenzará a ser ventilado en un juicio oral a partir del 28 de febrero este mes y por el que Vázquez puede ser condenado a prisión perpetua.

Si bien el músico siempre sostuvo que se trató de un accidente, peritajes realizados durante la investigación determinaron que roció a su mujer con alcohol y luego la prendió fuego con un encendedor.

Otro caso que cobró notoriedad fue el de la joven embarazada Fátima Guadalupe Catán (24), quien el 18 de agosto de 2010 sufrió quemaduras en casi el 90 por ciento de su cuerpo en su casa de la localidad bonaerense de Villa Fiorito y murió cinco días después.

Su familia acusa al novio, pero la Justicia aún no ordenó su detención por una diferencia de criterio entre el juez y el fiscal de la causa.

Desde la ONG, precisaron que debido a la falta de datos oficiales, las estadísticas surgieron de un relevamiento de 120 medios de comunicación de todo el país, entre ellos esta agencia."




Las verdaderas diferencias entre los hombres y las mujeres

( Fragmentos escogidos de "La Mujer ,una nueva visión" de Chandra Mohan Jain [चन्द्र मोहन जैन] Osho)

El hombre y la mu­jer no son ni iguales ni desiguales, son únicos.
Y el encuentro de dos seres únicos trae algo milagroso a la existencia

La mayoría de las diferencias entre los hombres y las mujeres se deben a miles de años de condicionamiento.
No son fundamen­tales por naturaleza, pero hay unas pocas diferencias que les dan una belleza única, individualidad.
Esas diferencias se pueden con­tar muy fácilmente.
Una de ellas es que la mujer es capaz de producir vida; el hom­bre no lo es.
 En ese aspecto, él es inferior, y esa inferioridad ha ju­gado un gran papel en el dominio de las mujeres por el hombre.
El complejo de inferioridad funciona de esta manera: pretende ser su­perior para engañarse a sí mismo y para engañar al mundo entero.
 Por eso, a lo largo de los siglos el hombre ha estado destruyendo la genialidad, el talento, las capacidades de la mujer, para, de esta forma, poder probar que él es superior, ante sí mismo y ante el mundo.(Ver el post http://wonalixia.blogspot.com.ar/2010/05/el-maltrato-psicologicoun-problema-para.html)
A causa de que la mujer da a luz, durante nueve meses o más permanece absolutamente vulnerable, dependiente del hombre.
Los hombres han explotado esto de una forma muy fea.
Y esa es una diferencia fisiológica; da exactamente igual.
La psicología de la mujer ha sido corrompida por el hombre diciéndole cosas que no son ciertas, convirtiéndola en una esclava del hombre, reduciéndola a la categoría de ciudadano secunda­rio del mundo.
Y la razón de ello es que él es más poderoso muscularmente. 
Pero el poder muscular es parte de la animalidad.
Si es eso lo que va a decidir la superioridad, entonces cualquier ani­mal es más musculoso que un hombre.
Pero las verdaderas diferencias existen ciertamente, y tenemos que buscarlas detrás del montón de diferencias inventadas.
Una dife­rencia que veo es que una mujer es más capaz de amor que un hom­bre. 
El amor del hombre es más o menos una necesidad física; el amor de la mujer, no.
Es algo más grande y más elevado, es una ex­periencia espiritual.
 Por eso, la mujer es monógama y el hombre es polígamo.
Al hombre le gustaría tener a todas las mujeres del mun­do, y aun no estaría contento con ello.
Su insatisfacción es infinita.
La mujer puede sentirse satisfecha con un amor, absolutamen­te satisfecha, porque no mira el cuerpo del hombre, mira sus cua­lidades más profundas.

No se enamora de un hombre que tiene un hermoso cuerpo musculoso, se enamora de un hombre que tiene carisma —algo indefinible, pero inmensamente atractivo—, que es un misterio a explorar.
No quiere que su hombre sea tan sólo un hombre, sino una aventura en el descubrimiento de la conciencia.
Un hombre debería hacer el amor de la misma forma que pin­ta un pintor —cuando siente que un vivo deseo llena su corazón— o como un poeta compone poesía, o como un músico toca música.
El cuerpo de la mujer debería ser tratado como un instrumento musical; lo es.
Cuando el hombre se siente alegre, entonces el sexo no es simplemente una descarga de la tensión, una relajación, un método para dormir.
 Entonces hay juego preliminar.
Él baila con la mujer, canta con la mujer, con la hermosa música que vibra en el templo del amor, con el incienso que les gusta.
Debería ser algo sagrado, porque no hay nada sagrado en la vida corriente a no ser que hagáis sagrado el amor.
Y eso será el comienzo de la apertura de la puerta a todo el fenómeno de la supraconciencia.
El amor nunca debería ser forzado, nunca debería intentarse. 
No debería estar en la mente en absoluto.
 Están jugando, bailan­do, cantando, disfrutando... es parte de esta prolongada alegría.
Si sucede, es bello.
Cuando el amor sucede, tiene belleza. 
Cuando se hace que suceda, es feo.
Estas son diferencias naturales, no tienen nada que ver con el condicionamiento.
Hay otras diferencias.

Por ejemplo, una mujer está más centrada que un hombre...
Es más serena, más silencio­sa, más paciente, es capaz de esperar.
Quizá a causa de estas cua­lidades, la mujer tiene más resistencia a las enfermedades y vive más que el hombre.
A causa de su serenidad, su delicadeza, puede traer una plenitud inmensa a la vida del hombre.
Puede rodear la vida de un hombre de una atmósfera muy relajante, muy cálida. 
Pero el hombre tiene miedo, no quiere estar rodeado por la mujer, no quiere dejarle que cree su calidez cariñosa en torno a él.
Tiene miedo, porque de esa forma se volverá dependiente.
Así que, du­rante siglos, ha estado manteniéndola a distancia.
Y tiene miedo porque en lo profundo de sí sabe que la mujer es más que él. 
Ella puede dar nacimiento a la vida.
La naturaleza la ha elegido a ella para reproducir, no al hombre.
La función del hombre en la reproducción es casi nula.
Esta in­ferioridad ha creado el mayor problema, el hombre ha empezado a cortar las alas de la mujer.
Ha empezado a reducirla y condenarla de todas las maneras, para al menos poder creer que él es superior.(Ver el post: http://wonalixia.blogspot.com.ar/2011/06/violencia-de-genero-concepcion-garcia.html)
El hombre ha tratado a la mujer como si fuera ganado, incluso peor.
En China, durante cientos de años, se consideraba que la mujer no tenía alma, de forma que el marido podía matarla y la ley no interfería.
 La mujer era posesión del marido.
Si él quería destruir sus muebles, no era ilegal.
Si quería destruir a su mujer, no era ile­gal. 
Este es el insulto supremo: que la mujer no tiene alma.
El hombre ha privado a la mujer de educación, de independen­cia económica.
 La ha privado de movilidad social porque tiene miedo.
Sabe que ella es superior, sabe que ella es bella, sabe que darle independencia creará peligro.
Por eso, durante siglos la mu­jer no ha tenido independencia.
El hombre es muy egoísta.
Por eso lo llamo chovinista, machista.
El hombre ha creado esta sociedad, y en esta sociedad no hay lugar para la mujer.
¡Y ella tiene tremendas cualidades propias!
Por ejemplo, si el hombre tiene la posibilidad de la inteligencia, la mujer tiene la posibilidad del amor.
Esto no significa que ella no pueda tener inteligencia; puede tenerla, simplemente hay que dar­le la posibilidad de que la desarrolle.
Pero el amor es algo con lo que ha nacido, ella tiene más compasión, más dulzura, más com­prensión...
El hombre y la mujer son dos cuerdas de una misma arpa, pero ambos sufren cuando están separados el uno del otro.
Y como están sufriendo y no saben por qué, empiezan a vengarse el uno del otro.
La mujer puede aportar una ayuda inmensa para crear una so­ciedad orgánica.
 Ella es diferente del hombre, pero a un nivel igual.
Ella es tan igual a un hombre como cualquier otro hombre.
Ella tiene talentos propios que son absolutamente necesarios.
No es su­ficiente ganar dinero, no es suficiente llegar a tener éxito en el mundo; es más necesario un bello hogar, y la mujer tiene la capacidad de transformar cualquier casa en un hogar.
Ella lo puede lle­nar de amor; ella tiene esa sensibilidad.
Ella puede rejuvenecer al hombre, ayudarle a relajarse.

No hay necesidad de que el hombre se sienta inferior a la mu­jer.
Toda esa idea surge porque piensan en el hombre y en la mujer como dos especies distintas.
Pertenecen a una misma humanidad, y ambos tienen cualidades complementarias. 
Ambos se necesitan mutuamente, y sólo cuando están juntos están enteros...
La vida hay que tomársela con calma.
Las diferencias no son contradicciones.
Pueden ayudarse mutuamente y realzarse inmensamente.
La mujer que te ama puede realzar tu creatividad, puede inspirarte a alcanzar cimas que nunca has soñado.
Y ella  no te pide nada.


Sim­plemente quiere tu amor, que es su derecho básico.
La mayoría de las cosas que hacen diferentes a los hombres y  a las mujeres son condicionales.
Las diferencias deberían mantener­se porque hacen a los hombres y a las mujeres atractivos mutua­mente, pero no deberían utilizarse como reprobaciones.
Me gusta­ría que ambos se hicieran un todo orgánico, permaneciendo al mismo tiempo absolutamente libres, porque el amor nunca crea ataduras, da libertad.
Entonces podremos crear un mundo mejor.
A la mitad del mundo se le ha negado su contribución, y esa mitad, las mujeres, tiene una inmensa capacidad para contribuir al mun­do.
Lo hubiera convertido en un bello Paraíso.
La mujer debería buscar en su propia alma su propio potencial y desarrollarlo, y tendrá así un hermoso futuro.
El hombre y la mu­jer no son ni iguales ni desiguales, son únicos.
Y el encuentro de dos seres únicos trae algo milagroso a la existencia