viernes, 14 de mayo de 2010

El mal de amores: Estoy enfermo de amor (Tessa García)


EL MAL DE AMORES
"Estoy enfermo de amor"
(Tessa García)

Dicen que superar una pena de amor toma entre un año y dos.
Si lleva más tiempo, es porque la persona se regodea en su dolor, enlentece el proceso natural del olvido y no hace las cosas bien.
Si lleva menos, es porque aquel amor no era tal, sino apenas un golpe al frágil ego.
Recetas para mitigar la desesperación de los amores contrariados no hay.
Lo bueno es que éstos son como las varicelas o las paperas, pueden atacar sólo una vez, a lo sumo dos.
Eso sí, cuando uno cae con la enfermedad, no hay quién lo salve.
Por eso de ahí salieron todos los boleros, las canciones más románticas, los mejores poemas, las mejores pinturas.

Fue cuando rompió con Juan Carlos Onetti que la poeta uruguaya Idea Vilariño escribió sus mejores poemas ("No llegaré a saber/ por qué ni cómo nunca/ ni si era de verdad/ lo que dijiste que era/ ni quién fuiste/ ni qué fui para ti/ ni cómo hubiera sido/ vivir juntos/ querernos/ esperarnos/ estar.")

Fue pensando en Georges Sand que Chopin compuso sus mejores nocturnos.

Algunos pocos pueden hacer algo productivo y redituable con ese dolor, pero otros pobres, se comen las uñas, se deprimen, se largan a llorar en el baño, no pueden dormir, adelgazan, engordan, no se bañan, rompen a reír con carcajadas exageradas, salen de noche a correr maratones sexuales, hacen cursos para armar velas, se envician con alguna droga, meditan durante todo el día o planean a desgana un viaje a Marruecos.
Sin embargo, por alguna razón, el mal de amores nunca es tomado en serio, pues se considera que un amor no correspondido es un amor incompleto, de poco valor.
Eso sí, cualquiera que haya sufrido una pena amorosa sabe que ésta se siente como una verdadera enfermedad.
De hecho, desde los tiempos de Galeno hasta el siglo XVII los doctores consideraban el mal de amores como un legítimo y útil diagnóstico.
En muchos casos quedaban conformes si diagnosticaban amor solamente, pues se asumía que el amor y la enfermedad eran virtualmente inseparables.
Cuando el modelo humoral de la medicina colapsó, en el siglo XVII, los doctores empezaron a dictaminar que el Mal de Amores no era una enfermedad mental.
A grandes rasgos, el modelo humoral de la medicina se basaba en apoyar las biorritmos curativos del propio organismo y buscaba la derivación y eliminación de residuos metabólicos a través de las vías de expulsión.
También se basaba en una filosofía naturalista que privilegiaba lo natural frente a lo artificial, la Arcadia frente a la ciudad, la contemplación frente a la técnica.
Cuando este modelo comenzó a decaer, el Mal de Amores también perdió vigencia como enfermedad.
Se sabe además que los diagnósticos varían mucho según los factores culturales de cada época y que están sujetos al cambio permanente y a las modas.
Hubo una época en que estaba de moda que las mujeres fueran diagnosticadas con histeria.
Hoy, la histeria no existe más.
Eso mismo sucedió con el Mal de Amores. Durante mucho tiempo, era diagnosticado como una enfermedad, se identificaban sus síntomas particulares.
Pero un día perdió estatus y seriedad
En sus "Bodas de sangre", Federico García Lorca lo describe muy bien.
Una mujer que le fue infiel a su marido cuenta cómo se enamoró de otro hombre: "...el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, siempre, aunque hubiera sido vieja


                                                 

Visualización y curación-(Elsy Mata-Fundación Armonía Global)

Visualización y curación

(Elsy Mata-Fundación Armonía Global)


La mente ejerce mayor influencia entre nosotros, por eso vale la pena tratar de alcanzar la paz mental.
El progreso material es importante pero debemos equilibrarlo con nuestra paz interior y al alcanzarla seremos capaces de enfrentar situaciones con calma y madurez.

Las emociones perturbadoras son las que mas afectan nuestra paz interior, todos esos pensamientos, emociones y sucesos mentales que reflejan un estado mental negativo o poco comprensivo inevitablemente socavan nuestra experiencia de la paz interior.
Las emociones perturban nuestra paz interior y produce efectos agotadores en nuestra salud física.
La cualidad más maravillosa de la mente es que puede transformarse, y así se transforma la mente, superar sus emociones perturbadoras y alcanzar la paz interior. 
Y si lo logras ayudarás al mundo entero.

Hay evidencia del uso de la imaginación en la medicina de la época aristotélica, y los alquimistas descubrieron que la visualización era una herramienta útil para modificar la realidad material del cuerpo.
Esos antiguos descubrimientos han sido corroborados por investigaciones médicas recientes que apoyan la noción de que la visualización produce efectos sobre nuestro organismo.

Jeanne Achterberg se refiere a algunos estudios que han demostrado:
1) Aumento de la frecuencia cardiaca imaginando que estamos corriendo; 
2) alteración del tamaño de la pupila, de acuerdo con la imagen que se esté visualizando; 
3) notables cambios fisiológicos en los aparatos genitales masculino y femenino como resultado de la visualización de contenido sexual;
4) cambios en la frecuencia cardiaca, la tensión muscular y la resistencia de la piel ante imágenes de estímulos nocivos; 
5) formación de ampollas y cambios cuantificables en la glucosa sanguínea y en la actividad gastrointestinal, según los diversos usos de la visualización; 
y 6) capacidad de la imagen para controlar diversos aspectos del sistema inmunológico.

Los resultados fisiológicos de imaginar una escena placentera y no amenazante son disminución de la presión sanguínea y del ritmo cardiaco, y recuperación del equilibrio homeostático que mantiene el bienestar del organismo. 
En cambio, cuando evocamos imágenes intensamente negativos (como recordar una experiencia traumática de la infancia), el corazón se acelera, aumenta la respuesta galvánica de la piel, y la respiración se hace más rápida, al igual que los movimientos oculares.

La evidencia experimental obtenida recientemente sobre los efectos de la visualización en el funcionamiento emocional y corporal ha convencido a muchos médicos de avanzada de la conveniencia de utilizar métodos psicológicos y de renovar las antiguas técnicas terapéuticas de visualización.

El importante cirujano Bernie Siegel describe un amplio enfoque para el tratamiento de los pacientes con cáncer, que incluye relajación, meditación, visualización e hipnosis.
Como parte del programa de tratamiento, el Dr. Siegel alienta a sus pacientes a visualizar una respuesta activa de sus células sanguíneas blancas y T, frente a las células cancerosas descontroladas e invasivas.

El Dr. Siegel afirma que la visualización aprovecha una peculiaridad del cuerpo humano: éste no puede distinguir entre una imagen vívida y una experiencia física real.

A diferencia de estos usos positivos de la imaginación, es bien sabido que en los estados de ansiedad surgen representaciones mentales negativas, y tanto las imágenes como los pensamientos negativos conducen a menudo a la misma disfunción que tememos.

Cuando nuestro objetivo es afrontar la vida con entereza, debemos pensar positivamente y encontrarle a la imaginación usos positivos que faciliten el logro de nuestras metas y nuestros deseos. 
Cuando utilizamos la imaginación para combatir las dificultades cotidianas, adquirimos la habilidad de modificar los sentimientos innecesarios de impotencia y pasividad que con tanta frecuencia nos mantienen en la apatía.

Generalmente esos sentimientos negativos se originan en la autocrítica, y conducen al deterioro de la autoestima.
Las imágenes relacionadas con alguna clase de pérdida normalmente nos producen tristeza y una sensación de vacío.
Otros sentimientos perturbadores, como la ansiedad, surgen cuando imaginamos pérdidas reales o potenciales.
No es exagerado insistir en que nuestros sentimientos y acciones guardan una estrecha relación con lo que IMAGINAMOS que es verdad acerca de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. 
Uno de los principios fundamentales de la psicología cognitiva es que las expectativas desempeñan un importante papel en los procesos internos.
Tanto nuestras acciones como nuestros sentimientos dependen de lo que imaginamos que puede suceder en el futuro.

Hay que estar atentos a la actividad onírica y los sueños ya que el inconsciente también nos puede enviar mensajes de que necesitamos corregir el rumbo de nuestra vida.
Aprender a escuchar los mensajes del inconsciente es muy útil para ayudarnos a enfrentar los retos diarios.
El mundo de los sueños, en apariencia misterioso, no contrasta totalmente con el mundo objetivo de la cotidianidad, ni se opone totalmente a él.
Más bien, tanto la conciencia que tenemos durante nuestras horas de vigilia como las experiencias de los sueños, son componentes de una unidad potencial cimentada en la cooperación intrapsíquica. 
Encontrar esta unidad es lo que Jung llamó el camino de la individuación. 

En medio de los cambios de nuestra vida diaria, empezamos a encontrar nuestra individualidad y nuestra manera única y exclusiva de desarrollar nuestros potenciales hasta donde lo permitan los límites de nuestro destino.