A la memoria de las mujeres asesinadas por sus esposos/parejas en Argentina,un drama actual a resolver .
42 MUJERES MURIERON QUEMADAS (en Argentina)TRAS CRIMEN DE WANDA TADDEI
(Noticias Terra.com.ar 15/02/2012)
"Cuarenta y dos mujeres murieron quemadas en todo el país desde el emblemático caso de Wanda Taddei, la joven que fue rociada con alcohol y prendida fuego en febrero de 2010 presuntamente por su pareja, el ex baterista del grupo de rock Callejeros, Eduardo Vázquez.
Según estadísticas del Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano, coordinado por la asociación civil "La casa del Encuentro", durante ese mismo año otras 13 mujeres murieron incineradas, en la mayoría de los casos por sus actuales o ex parejas.
En tanto, el número casi se triplicó en 2011, cuando 38 mujeres murieron en las mismas circunstancias.
Los casos se sucedieron casi sin pausa a partir de la muerte de Taddei (29) en su casa del barrio porteño de Mataderos, hecho que comenzará a ser ventilado en un juicio oral a partir del 28 de febrero este mes y por el que Vázquez puede ser condenado a prisión perpetua.
Si bien el músico siempre sostuvo que se trató de un accidente, peritajes realizados durante la investigación determinaron que roció a su mujer con alcohol y luego la prendió fuego con un encendedor.
Otro caso que cobró notoriedad fue el de la joven embarazada Fátima Guadalupe Catán (24), quien el 18 de agosto de 2010 sufrió quemaduras en casi el 90 por ciento de su cuerpo en su casa de la localidad bonaerense de Villa Fiorito y murió cinco días después.
Su familia acusa al novio, pero la Justicia aún no ordenó su detención por una diferencia de criterio entre el juez y el fiscal de la causa.
Desde la ONG, precisaron que debido a la falta de datos oficiales, las estadísticas surgieron de un relevamiento de 120 medios de comunicación de todo el país, entre ellos esta agencia."
( Fragmentos escogidos de "La Mujer ,una nueva visión" de Chandra Mohan Jain [चन्द्र मोहन जैन] Osho)
El hombre y la mujer no son ni iguales
ni desiguales, son únicos.
Y el encuentro de dos seres únicos trae algo milagroso a la existencia
La mayoría de las diferencias entre los
hombres y las mujeres se deben a miles de años de condicionamiento.
No son fundamentales por naturaleza,
pero hay unas pocas diferencias que les dan una belleza única, individualidad.
Esas diferencias se pueden contar muy
fácilmente.
Una de ellas es que la mujer es capaz de
producir vida; el hombre no lo es.
En
ese aspecto, él es inferior, y esa inferioridad ha jugado un gran papel en el
dominio de las mujeres por el hombre.
El complejo de inferioridad funciona de
esta manera: pretende ser superior para engañarse a sí mismo y para engañar al
mundo entero.
Por eso, a lo largo de los siglos el hombre ha
estado destruyendo la genialidad, el talento, las capacidades de la mujer,
para, de esta forma, poder probar que él es superior, ante sí mismo y ante el
mundo.(Ver el post http://wonalixia.blogspot.com.ar/2010/05/el-maltrato-psicologicoun-problema-para.html)
A causa de que la mujer da a luz, durante
nueve meses o más permanece absolutamente vulnerable, dependiente del hombre.
Los hombres han explotado esto de una
forma muy fea.
Y esa es una diferencia fisiológica; da
exactamente igual.
La psicología de la mujer ha sido
corrompida por el hombre diciéndole cosas que no son ciertas, convirtiéndola en
una esclava del hombre, reduciéndola a la categoría de ciudadano secundario
del mundo.
Y la razón de ello es que él es más
poderoso muscularmente.
Pero el poder muscular es parte de la animalidad.
Si es eso lo que va a decidir la
superioridad, entonces cualquier animal es más musculoso que un hombre.
Pero las verdaderas diferencias existen
ciertamente, y tenemos que buscarlas detrás del montón de diferencias
inventadas.
Una diferencia que veo es que una mujer
es más capaz de amor que un hombre.
El amor del hombre es más o menos una
necesidad física; el amor de la mujer, no.
Es algo más grande y más elevado, es una
experiencia espiritual.
Por eso, la mujer es monógama y el hombre es
polígamo.
Al hombre le gustaría tener a todas las
mujeres del mundo, y aun no estaría contento con ello.
Su insatisfacción es infinita.
La mujer puede sentirse satisfecha con un
amor, absolutamente satisfecha, porque no mira el cuerpo del hombre, mira sus
cualidades más profundas.
No se enamora de un hombre que tiene un
hermoso cuerpo musculoso, se enamora de un hombre que tiene carisma —algo
indefinible, pero inmensamente atractivo—, que es un misterio a explorar.
No
quiere que su hombre sea tan sólo un hombre, sino una aventura en el
descubrimiento de la conciencia.
Un hombre debería hacer el amor de la
misma forma que pinta un pintor —cuando siente que un vivo deseo llena su
corazón— o como un poeta compone poesía, o como un músico toca música.
El cuerpo de la mujer debería ser tratado
como un instrumento musical; lo es.
Cuando el hombre se siente alegre,
entonces el sexo no es simplemente una descarga de la tensión, una relajación,
un método para dormir.
Entonces hay juego preliminar.
Él baila con la mujer, canta con la
mujer, con la hermosa música que vibra en el templo del amor, con el incienso
que les gusta.
Debería ser algo sagrado, porque no hay
nada sagrado en la vida corriente a no ser que hagáis sagrado el amor.
Y eso será el comienzo de la apertura de
la puerta a todo el fenómeno de la supraconciencia.
El amor nunca debería ser forzado, nunca
debería intentarse.
No debería estar en la mente en absoluto.
Están jugando, bailando, cantando,
disfrutando... es parte de esta prolongada alegría.
Si sucede, es bello.
Cuando el amor sucede, tiene belleza.
Cuando se hace que suceda, es feo.
Estas
son diferencias naturales, no tienen nada que ver con el condicionamiento.
Hay otras diferencias.
Por ejemplo, una mujer está más centrada
que un hombre...
Es más serena, más silenciosa, más
paciente, es capaz de esperar.
Quizá a causa de estas cualidades, la
mujer tiene más resistencia a las enfermedades y vive más que el hombre.
A causa de su serenidad, su delicadeza,
puede traer una plenitud inmensa a la vida del hombre.
Puede rodear la vida de un hombre de una
atmósfera muy relajante, muy cálida.
Pero el hombre tiene miedo, no quiere estar
rodeado por la mujer, no quiere dejarle que cree su calidez cariñosa en torno a
él.
Tiene miedo, porque de esa forma se
volverá dependiente.
Así que, durante siglos, ha estado
manteniéndola a distancia.
Y tiene miedo porque en lo profundo de sí
sabe que la mujer es más que él.
Ella puede dar nacimiento a la vida.
La naturaleza la ha elegido a ella para
reproducir, no al hombre.
La función del hombre en la reproducción
es casi nula.
Esta inferioridad ha creado el mayor
problema, el hombre ha empezado a cortar las alas de la mujer.
El hombre ha tratado a la mujer como si
fuera ganado, incluso peor.
En
China, durante cientos de años, se consideraba que la mujer no tenía alma, de
forma que el marido podía matarla y la ley no interfería.
La
mujer era posesión del marido.
Si él quería destruir sus muebles, no era
ilegal.
Si quería destruir a su mujer, no era ilegal.
Este es el insulto supremo: que la mujer
no tiene alma.
El hombre ha privado a la mujer de
educación, de independencia económica.
La
ha privado de movilidad social porque tiene miedo.
Sabe que ella es superior, sabe que ella
es bella, sabe que darle independencia creará peligro.
Por eso, durante siglos la mujer no ha
tenido independencia.
El hombre es muy egoísta.
Por eso lo llamo chovinista, machista.
El hombre ha creado esta sociedad, y en
esta sociedad no hay lugar para la mujer.
¡Y ella tiene tremendas cualidades
propias!
Por ejemplo, si el hombre tiene la
posibilidad de la inteligencia, la mujer tiene la posibilidad del amor.
Esto no significa que ella no pueda tener
inteligencia; puede tenerla, simplemente hay que darle la posibilidad de que
la desarrolle.
Pero el amor es algo con lo que ha
nacido, ella tiene más compasión, más dulzura, más comprensión...
El hombre y la mujer son dos cuerdas de
una misma arpa, pero ambos sufren cuando están separados el uno del otro.
Y como están sufriendo y no saben por
qué, empiezan a vengarse el uno del otro.
La mujer puede aportar una ayuda inmensa
para crear una sociedad orgánica.
Ella es diferente del hombre, pero a un nivel
igual.
Ella es tan igual a un hombre como
cualquier otro hombre.
Ella tiene talentos propios que son
absolutamente necesarios.
No es suficiente ganar dinero, no es
suficiente llegar a tener éxito en el mundo; es más necesario un bello hogar, y
la mujer tiene la capacidad de transformar cualquier casa en un hogar.
Ella lo puede llenar de amor; ella tiene
esa sensibilidad.
Ella puede rejuvenecer al hombre,
ayudarle a relajarse.
No hay necesidad de que el hombre se
sienta inferior a la mujer.
Toda esa idea surge porque piensan en el
hombre y en la mujer como dos especies distintas.
Pertenecen a una misma humanidad, y ambos
tienen cualidades complementarias.
Ambos se necesitan mutuamente, y sólo cuando
están juntos están enteros...
La vida hay que tomársela con calma.
Las diferencias no son contradicciones.
Pueden ayudarse mutuamente y realzarse
inmensamente.
La mujer que te ama puede realzar tu
creatividad, puede inspirarte a alcanzar cimas que nunca has soñado.
Y ella no te pide nada.
Simplemente quiere tu amor, que es su
derecho básico.
La mayoría de las cosas que hacen
diferentes a los hombres y a las mujeres son condicionales.
Las diferencias deberían mantenerse
porque hacen a los hombres y a las mujeres atractivos mutuamente, pero no
deberían utilizarse como reprobaciones.
Me gustaría que ambos se hicieran un
todo orgánico, permaneciendo al mismo tiempo absolutamente libres, porque el
amor nunca crea ataduras, da libertad.
Entonces podremos crear un mundo mejor.
A la mitad del mundo se le ha negado su
contribución, y esa mitad, las mujeres, tiene una inmensa capacidad para
contribuir al mundo.
Lo hubiera convertido en un bello
Paraíso.
La mujer debería buscar en su propia alma
su propio potencial y desarrollarlo, y tendrá así un hermoso futuro.
El hombre y la mujer no son ni iguales
ni desiguales, son únicos.
Y el encuentro de dos seres únicos trae
algo milagroso a la existencia