viernes, 22 de julio de 2011

No eres lo que el mundo pien­sa de ti - Una parábola sobre identidad y autoconocimiento( sobre Textos de" Más allá de la Psicología"por Osho)

No eres lo que el mundo pien­sa de tiUna parábola sobre identidad y autoconocimiento(Textos de Osho del libro "Más allá de la psicología")



No eres tú el que te has alejado demasiado, son ellos los que han ido demasiado lejos, y han estado alejándose durante millones de años.
La distancia entre el hombre real y hombre tal como existe en el mundo, se ha hecho casi insalvable.
Están tan alejados de su propia realidad que han olvidado el camino de vuelta.
Han olvidado cuál era su propósito al venir aquí.
Hay una antigua parábola... Un rey muy sabio quería que su hijo su único hijo y sucesor fuera también muy sabio antes de sucederle y convertirse en rey de su vasto reino. El anciano eligió un camino muy extraño: Envió a su hijo lejos del reino, le dijo que le abandonaba, que debía olvidar completamente que era un príncipe. «Ya no es un príncipe y no voy a hacerle mi sucesor.»

Le fue arrebatado todo, sus hermosos ropajes, sus ornamentos...; le dieron las ropas de un mendigo y de noche le metieron en un carruaje para expulsarle del reino.Había órdenes estrictas de no permitir su regreso al reino bajo ningún concepto.

Pasaron los años; el príncipe se convirtió en un verdadero mendigo y olvidó que había sido príncipe.">De hecho no tuvo que hacer esfuerzos para olvidar, porque era un mendigo.Pedía ropa, alimento, abrigo y había ido aceptando lentamente la condición en la que se encontraba.

Después de muchos años, un día estaba sentado a la puerta de un hotel, pidiendo.
Era pleno verano y quería conseguir suficiente dinero para comprarse un par de zapatos de segunda mano, por supuesto ­porque la tierra le quemaba como el fuego y caminar sin zapatos era imposible.

Tenía heridas en los pies y tan sólo pedía que le dieran unas cuantas monedas.

En aquel mismo momento un gran carro dorado se detuvo delante del hotel y descendió de él un hombre que le dijo: «Tu padre te llama para que regreses.

Es muy anciano, casi está muriendo y desea que seas su sucesor.»
En un segundo el mendigo desapareció.
Aquel hombre cambió completamente; se podía ver en su cara, en sus ojos... las ropas seguían siendo las de un mendigo, pero el hombre era totalmente distinto.
Se reunió a su alrededor una gran multitud -la misma multitud ante la que había estado poniendo la mano para recibir unas monedas- y todos comenzaron a mostrarle su gran amistad.
Pero él ni siquiera les presta­ba atención.
Subió al carro, se sentó en él y dijo al hombre que había venido a buscarle: «En primer lugar llévame a un lugar hermoso donde pueda darme un buen baño, encontrar ropa adecuada a mi condición, zapatos y ornamentos, porque sólo como príncipe puedo presentarme ante el rey.»
Volvió a casa y lo hizo como príncipe.
Dijo a su padre: «Sólo quiero preguntarte una cosa: ¿Por qué he tenido que mendigar durante tantos años?
Realmente me había olvidado... Si no me hubieras pedido que re­gresara, habría muerto como un mendigo, sin recordar jamás que había sido un príncipe.»
El padre dijo: «Es lo que mi padre hizo conmigo. No lo hice para hacerte daño, sino para que pudieras experimentar los extremos de la vida: el mendigo y el rey.
Y todo el mundo existe entre estos extremos.
Aquel día te dije que olvidaras que eras un príncipe; ahora quiero decirte que ser príncipe o mendigo son sólo identidades que nos dan los demás.
No es tu realidad, no eres tú: no eres el príncipe ni el mendigo.
En el momento que te das cuenta de que no eres lo que el mundo pien­sa de ti, no eres lo que pareces ser sino algo tan profundamente escon­dido dentro de ti que nadie excepto tú puede verlo, entonces es cuando un hombre se hace sabio.
De este conocimiento procede la sabiduría.
Yo me sentí enfadado con mi padre y sé que tú debes sentirte enfa­dado conmigo.
Pero perdóname porque tenía que dejarte una cosa clara: no te identifiques con ser rey, no te identifiques con ser mendigo, por­que estas identidades pueden cambiar en un momento. Y aquello que puede cambiarse no eres tú. Tú eres algo eterno, inmutable.»
La gente se ha alejado mucho de su realidad y el hecho de recor­dársela les hace sufrir.
El tratamiento que me han dado no es más que una expresión de su corazón herido.
No quieren ver sus heridas; no quieren que se les recuerde lo que han tratado de olvidar y perdonar con tanto esfuerzo.
De alguna forma se las han arreglado para crearse una identidad en el mundo..., y aparece un hombre que la destroza completamente.
Es na­tural que se enfaden conmigo.
Es natural que quieran lapidarme.
Es natural que quieran hacerme todo lo que siempre han hecho con la gente como yo.
Eso no quiere decir que pierdas la esperanza, que te sientas pesi­mista, que dejes incluso de hablar de mí.
De esa forma no les ayudas ni te ayudas a ti mismo.
No debes tener en cuenta su comportamiento en absoluto.
Están completamente dormidos.
Estamos intentando hacer algo que no les deja dormir, y naturalmente se sienten alterados y reaccionan.
Esto es totalmente aceptable.
¿Pero durante cuánto tiempo van a reaccionar?
Esta cuestión plantea un gran desafío.
Si pierdes la esperanza has perdido el juego.
Yo no voy a perder el juego.
Yo seguiré haciendo lo mismo hasta mi último aliento, sea cual sea su reacción.
Sólo trayendo su reacción a la superficie existe una posibi­lidad de cambio.
Pero es algo que tomará tiempo porque durante miles de años han estado alejados de sí mismos.
Debes tener paciencia con ellos porque ellos necesitan tu compasión, necesitan tu paciencia.
Vendrán a casa; quieren venir a casa, pero admitir que aún no están en casa contraría su ego.
De la misma forma que va contra su ego reconocer que son falsos, que son farsantes.
Pero su misma reacción: tirarme piedras, cuchillos, encarcelarme o crucificarme, les va a hacer cambiar.
Ésa es la única manera que tienen de empezar a pensar en lo que están haciendo y en por qué se sienten ofendidos.
Sólo te sientes ofendido cuando se dice una verdad, algo que has estado ocultando.
Nunca ofenden las mentiras.
La verdad es la mayor ofensa.
(Textos de Osho del libro "Más allá de la psicología")

SIGNIFICADO DE LA TÉCNICA DE LA RESPIRACION SOBRE LAS EMOCIONES-(Sobre Textos de Osho)

SIGNIFICADO DE LA TÉCNICA DE LA RESPIRACIÓN SOBRE LAS EMOCIONES(Sobre textos de Osho)





El cuerpo es un grandioso dispositivo mecáni­co; el más grandioso. 
Tienes millones y millones de células, y cada una de ellas está viva. 
De modo que eres una gran ciudad de unos sesenta trillones de células; hay aproximadamente sesenta trillones de ciudadanos dentro de ti, y la ciudad entera funciona muy silenciosamente, sin problemas. 
Es muy complicado. 
Estas técnicas se relacionarán con muchos puntos del mecanismo de tu cuerpo y el mecanismo de tu mente. 
Pero el énfasis recaerá siempre en esos puntos en los que de pronto no formas parte del mecanismo; recuerda esto. 
De pronto no formas parte del mecanismo. 
Hay mo­mentos en los que cambias de marcha.
Por ejemplo, por la noche, cuando te duermes, cambias de marcha, porque durante el día necesi­tas un mecanismo diferente para la consciencia de estar despierto; funciona una parte diferente de la mente. 
Luego te duermes, y esa parte deja de funcionar. 
Otra parte de la mente comienza a funcio­nar, y hay una pausa, un intervalo, un giro. Hay un cambio de marcha. 
Por la mañana, cuando te estás levantando de nuevo, se cambia de marcha. 
Estás sentado en silencio, y de repente alguien dice algo y te enfadas; entras en una marcha diferente. 
Es por eso que todo cambia.
Si te enfadas, tu respiración cambiará de re­pente. 
Tu respiración se volverá irritada, caótica. 
Habrá un temblor en tu respiración; te sentirás so­focado.
Todo tu cuerpo querría hacer algo, romper algo en pedazos; sólo así puede desaparecer el sofoco. 
Tu respiración cambiará; tu sangre adoptará un ritmo diferente, un movimiento diferente. Sus­tancias químicas diferentes tendrán que ser segre­gadas en tu cuerpo; todo el sistema glandular ten­drá que cambiar. 
Te vuelves un hombre diferente cuando estás enfadado.
Hay un coche parado... 
Tú lo arrancas. 
No pongas ninguna marcha; déjalo en punto muerto. 
Dará tirones, vibrará, temblará, pero no se puede mover; se calentará. 
Por eso, cuando estás enfada­do y no puedes hacer nada, te calientas.
El meca­nismo está listo para correr y hacer algo, y tú no lo estás haciendo: te calentarás. Eres un mecanismo, pero, por supuesto, no sólo un mecanismo.  
Eres más, pero el «más» hay que encontrarlo.  
Cuando entras en alguna marcha, todo cambia en tu inte­rior.
Cuando cambias de marcha, hay un giro.
¿Por qué son tan importantes estos giros? 
Son importantes porque, al girar,la respiración deja que vayas en una dirección diferente. 
Estaba con­tigo cuando entraba; estará de nuevo contigo cuan­do salga.
Pero en el momento del giro no está contigo y tú no estás con ella. 
En ese momento, la respiración es diferente a ti, y tú eres diferente a ella: si la respiración es vida, entonces estás muer­to; si respirar es tu cuerpo, entonces eres no-cuer­po *; si respirar es tu mente, entonces estás sin mente... en ese momento
Me pregunto si lo has observado o no: si paras tu respiración, la mente se para de repente. 
Si pa­ras tu respiración ahora mismo, tu mente se parará de pronto; la mente no puede funcionar. 
Una inte­rrupción repentina de la respiración, y la mente se para. 
¿Por qué? 
Porque están separadas. 
Sólo la respiración en movimiento está unida a la mente, al cuerpo; una respiración inmóvil está separada. 
Entonces estás en punto muerto. 
El coche está funcionando, está arrancado, el coche está hacien­do ruido -está listo para avanzar-, pero no tiene metida ninguna marcha, de modo que la carroce­ría del coche y el mecanismo del coche no están unidos. 
El coche está dividido en dos. Está listo para moverse, pero el mecanismo del movimiento no está unido a él.  
Lo mismo sucede cuando la respiración da un giro. 
No estás unido a ella. 
En ese momento, pue­des tomar conciencia fácilmente de quién eres. 
¿Qué es este ser? 
¿Qué es ser? 
¿Quién está dentro de esta casa del cuerpo? 
¿Quién es el amo de la casa? 
¿Soy sólo la casa, o hay también un amo? 
¿Soy sólo el mecanismo, o alguna otra cosa per­mea también este mecanismo?  
En ese intervalo de giro,date cuenta, sé consciente. 
Dice que simple­mente seas consciente del momento de giro, y te conviertes en un alma realizada.
Sé consciente del momento del cambio.
Pero es un momento muy corto; será necesaria una ob­servación muy minuciosa. 
Y no tenemos ninguna capacidad de observación; no podemos observar nada.

Estamos divididos en el centro y la periferia. 
El cuerpo es la periferia; conocemos el cuerpo, conocemos la periferia. 
Conocemos la circunfe­rencia, pero no sabemos dónde está el centro.
Cuando la inspiración se fusiona con la espira­ción, cuando se hacen una, cuando no puedes decir si se trata de la inspiración o de la espiración..., cuando es difícil determinar y definir si la respira­ción está saliendo o entrando, cuando la respiración ha entrado y comienza a salir, hay un momento de fusión. 
No está ni saliendo ni entrando. 
La respi­ración se halla estática. 
Cuando está saliendo es dinámica; cuando está entrando es estática. 
Cuan­do no está haciendo ninguna de las dos cosas, cuando está silenciosa, inmóvil, estás cerca del centro.  
El punto de fusión de la inspiración y la espiración es tu centro. 
Considéralo de esta manera: cuando la respira­ción entra, ¿adónde va? 
Va a tu centro, toca tu centro. 
Cuando sale, ¿de dónde sale? 
Sale de tu cen­tro. 
Tu centro ha sido tocado.
Por eso los místicos taoístas y los místicos Zen dicen que la cabeza no es el centro; el ombligo es tu centro. 
La respira­ción va al ombligo, y luego sale. 
Va al centro.


Como dije, hay un puente entre tú y tu cuerpo. 
Conoces el cuerpo, pero no sabes dónde está tu centro.  
La respiración está yendo constantemente al centro y saliendo, pero no estás tomando sufi­ciente aliento. 
Por eso normalmente no va real­mente al centro; ahora, al menos, no está yendo al centro. 
Es por eso por lo que todo el mundo se siente «descentrado». 
En todo el mundo moderno, los que pueden pensar notan que no están dando en su centro.
Observa a un niño durmiendo, observa su res­piración. 


La respiración entra; el abdomen se hin­cha. 
La respiración no afecta al pecho. 
Por eso es que los niños no tienen pecho, sólo abdomen; un abdomen muy dinámico. La respiración entra y el ab­domen se hincha; la respiración sale y el abdomen se deshincha; el abdomen se mueve. 
Los niños es­tán en su centro. 
Por eso son tan felices, tan llenos de gozo, tan llenos de energía, jamás cansados; re­bosantes, y siempre en el momento presente, sin pasado ni futuro.

Un niño se puede enfadar. 
Cuando está enfada­do, se encuentra totalmente enfadado; se convier­te en la ira. 
Entonces su ira también es bella. 
Cuando uno está totalmente enfadado, la ira tiene una belleza propia, porque la totalidad siempre tiene belleza.

Tú no puedes estar enfadado y ser bello; te vuelves feo, porque la parcialidad siempre es fea y no sólo con la ira. 
Cuando amas eres feo por­que, de nuevo, eres parcial, fragmentario; no eres total. 
Observa tu cara cuando estés amando a al­guien, haciendo el amor. 
Haz el amor ante un es­pejo y observa tu cara: será fea, como de animal. 
En el amor tu cara también se vuelve fea. ¿Por qué? 
El amor también es un conflicto, estás refre­nando algo. 
Estás dando muy avaramente. 
Ni si­quiera en el amor eres total; no das completamen­te, totalmente.
Un niño es total incluso en la ira y la violencia. 
Su cara se vuelve radiante y bella; está aquí y aho­ra. 
Su ira no es algo que se preocupa por el pasado o algo que se preocupa por el futuro; no está cal­culando, está simplemente enfadado. 
El niño está en su centro.Cuando estás en tu centro, siempre eres total. 
Hagas lo que hagas, será un acto total; bueno o malo, será total. 
Cuando eres fragmenta­rio, cuando estás fuera de tu centro, cada uno de tus actos está abocado a ser un fragmento de ti mismo. 
u totalidad no está respondiendo; sólo una parte, y la parte está yendo en contra del todo: eso crea fealdad.

Todos fuimos niños.
¿Por qué cuando crecemos nuestra respiración sé vuelve superficial? 
Nunca va al abdomen; nunca toca el ombligo. 
Si pudiera ba­jar más y más, se volvería menos y menos superficial, pero toca sólo el pecho y sale. 
Nunca va al centro. 
Tienes miedo del centro, porque si vas al cen­tro te volverás total. 
Si quieres ser fragmentario, éste es el mecanismo para ser fragmentario. 
Tienes miedo. 
Tienes miedo a ser tan vulnerable, tan abierto a alguien, a quien sea. 
Puede que lo llames tu amante, puede que la llames tu amada, pero tienes miedo. 
La otra persona está ahí. 
Si eres totalmente vulnerable, abierto, no sabes lo que va a pasar.
Entonces eres completamente, en otro sentido. 
Tienes miedo a darte tan completa­mente a alguien. 
No puedes respirar; no puedes res­pirar hondo. 
o puedes relajar tu respiración para que vaya al centro; porque en cuanto la respiración va al centro, tus actos se vuelven totales.
Como te asusta ser total, respiras superficial­mente. 
Respiras de modo mínimo, no de modo máximo. 
Por eso la vida parece tan sin vida.  
Si es­tás respirando de modo mínimo, la vida se volverá sin vida; estás viviendo en grado mínimo, no má­ximo. 
Puedes vivir al máximo: entonces la vida es desbordante. 
Pero entonces habrá dificultades. 
No puedes ser un marido, no puedes ser una esposa, si la vida es desbordante. 
Todo se volverá difícil.
Si la vida es desbordante, el amor será desbor­dante. 
Entonces no te puedes atar a uno. 
Entonces estarás fluyendo por todas partes; llenarás todas las dimensiones. 
Y entonces la mente advierte pe­ligro, de modo que es mejor no estar vivo. 
Cuanto más muerto estás, más seguro estás. 
Cuanto más muerto estás, más está todo bajo control.
Puedes controlar; entonces sigues siendo el amo. 
Te sien­tes el amo porque puedes controlar. 
Puedes controlar tu ira, puedes controlar tu amor, puedes controlarlo todo. 
Pero este control sólo es posible en el grado mínimo de tu energía.

Todo el mundo debe de haber sentido alguna vez que hay momentos en los que, de pronto, se cambia del grado mínimo al máximo. 
Vas a un pa­raje de montaña. 
De pronto estás fuera de la ciu­dad y de su prisión. 
Te sientes libre. 
El cielo es in­menso, y el bosque es verde, y la cumbre toca las nubes. 
De repente respiras profundamente. 
Puede que no lo hayas observado. ­

Si vas a un paraje de montaña, observa. 
En rea­lidad, no es el paraje de montaña lo que produce el cambio. 
Es tu respiración. 
Aspiras profundamente. 
Dices: «¡Ah! ¡Ah!» Tocas el centro, te vuelves to­tal por un momento, y todo es dicha. Esa dicha no proviene del paraje de montaña, esa dicha provie­ne de tu centro: lo has tocado de pronto.

En la ciudad tenías miedo. 
Allí por todas par­tes estaban presentes otros, y te estabas controlando. 
No podías gritar, no podías reír. 
¡Qué pena! 
No podías cantar y bailar en la calle. 
Tenías mie­do: había algún policía cerca, a la vuelta de la es­quina, o el sacerdote o el juez o el político o el moralista.
Había alguien a la vuelta de la esquina, así que no podías bailar en la calle.

Bertrand Russell ha dicho en alguna parte: «Amo la civilización, pero hemos logrado la civi­lización a un precio muy alto.» No puedes bailar en la calle, pero puedes ir a un paraje de montaña y, de repente, bailar. Estás sólo con el cielo, y el cielo no es una prisión. Es sólo apertura, apertura y apertura: inmenso, infinito. De pronto, respiras profundamente, la respiración toca tu centro y sobreviene la dicha. Pero no dura mucho. En una hora o dos, el paraje de montaña desaparecerá. Puede que estés allí, pero el paraje de montaña desaparecerá.

Volverán tus preocupaciones. Empezarás a pensar en llamar a la ciudad, en escribir una carta a tu pareja, o empezarás a pensar que, como vas a volver dentro de tres días, deberías hacer prepara­tivos. Acabas de llegar y ya estás haciendo prepa­rativos. Has vuelto.

En realidad, tu respiración no tenía que ver contigo; sucedió de repente. Debido al cambio de situación, la marcha cambió. Estabas en una nue­va situación, no podías respirar como antes, así que, por un momento, hubo una nueva respira­ción. Tocó el centro, y sentiste la dicha.




Respira profunda, lentamente. 
Toca el cen­tro; no respires desde el pecho: ése es uno de los trucos.

("El libro de los Secretos"-Vol I-Osho)

jueves, 21 de julio de 2011

TRABAJANDO LA ENVIDIA- Notas compiladas por Ven. Sangye Khadro de varias enseñanzas de la tradición Budista Tibetana

TRABAJANDO LA ENVIDIA Notas compiladas por Ven. Sangye Khadro de varias enseñanzas de la tradición Budista Tibetana





¿Qué es la envidia?


La envidia es un factor mental que, debido al apego a los logros materiales, al respeto,etc., es incapaz de soportar las cosas buenas que tienen los otros. 







¿Qué hay de equivocado en la envidia? 




- Perturba nuestra mente, nos hace sentir infelices y pueden conducirnos al odio y al resentimiento
- Puede destruir relaciones
- Puede llevarnos a calumniar o a hablar mal de los demás o incluso hacerles daño
- Los demás perderán su respeto por nosotros y sentirán lastima o no les gustaremos
- Nos lleva a crear karma negativo y como tal a experimentar sufrimiento en el futuro
- Destruye nuestra virtud y las cosas buenas que tenemos
- Es un obstáculo para el desarrollo espiritual y para nuestro último logro de liberación y de Iluminación. 


ANTÍDOTOS PARA LA ENVIDIA




1) Reflexiona en que la envidia sólo nos produce daño ,por ejemplo, nos sentimos miserables mientras que todos los demás se sienten felices.
2)
Recuerda el karma,como la ley de causa y efecto.
Todo sucede por causas y condiciones y en consecuencia si alguien tiene algo y tú no lo tienes es porque el otro creó las causas y tú no lo has hecho. Pero puedes empezar ya mismo a crear las causas para tener dicha cosa en el futuro.
3) Practica el regocijo
Sentirse feliz y sentir admiración por las virtudes, las buenas acciones, buenas cualidades y felicidad de los otros. Haciendo esto, nuestra mente estará feliz y creamos gran cantidad de mérito o virtud.
4) Si la envidia la sientes por cosas como riqueza, inteligencia, poder, posición, figuras atractivas, etc., entonces pregúntate: "¿Si yo tuviese éstos, sería de verdad feliz? ¿Durarán para siempre y puedo fiarme en ellos? Aprende a estar satisfecho con lo que tienes y con tu ser tal como es.
5) Cultiva la bondad amorosa.
La bondad amorosa es querer que los otros sean felices. Si con sinceridad podemos generar este sentimiento entonces nos sentiremos muy felices y no envidiosos cuando alguien vive algo que es bueno.
6) Cuando la envidia surge en una relación
Por ejemplo, tu amigo o tu amado está dándole atención o dedicándole tiempo a
alguien más. Es mejor que traten de hablarlo, ¡pero sin rabia! Puede ser que exista un problema oculto (la otra persona podría estar furiosa contigo por algo que hiciste y se comporta de esta manera para quedar a la par). Trata de resolver el problema con una sincera comunicación de corazón a corazón.

domingo, 17 de julio de 2011

"Manuale del Guerriero della Luce" (Paulo Coelho) Frammenti selezionati-

"Manuale del Guerriero della Luce" (Paulo Coelho)
Frammenti selezionati-


Se accade che il clamore del mondo soffochi la nostra voce interiore, vuol dire che è giunto il momento della lotta : dobbiamo risvegliare il guerriero della luce che dorme in ciascuno di noi e intraprendere un cammino disseminato di lusinghe tentazioni , un sentiero in cui ogni passo può nascondere le insidie di un intero labirinto, un percorso dove la vittoria ha il medesimo volto della sconfitta . Ma chi può soccorrerci nei momenti di difficoltà ? Quali parole dobbiamo ascoltare tra le miriadi che ci rimbombano nelle orecchie? Possiamo veramente condividere con gli altri i sogni e i rimpianti ? Ecco la mappa per raggiungere un'isola dove il tesoro e la nostra felicità...

Il guerriero della luce sa che nessuno è stupido e che la vita è maestra di tutti, anche se ciò richiede tempo.
Egli dà sempre il meglio di sè, e dalla vita si attende il meglio.
Inoltre, con generosità, cerca di dimostrare a tutti la potenzialità di ciascuno.
Alcuni compagni commentano: - "Esistono persone ingrate."
Il guerriero non si lascia scoraggiare. E continua a stimolare il prossimo, perchè è una maniera di spronare se stesso.

Un guerriero della luce ha bisogno di amore.
L'affetto e la tenerezza fanno parte della sua natura, quanto il mangiare, il bere è il piacere del Buon Combattimento.
Quando il guerriero non si sente felice davanti al tramonto, c'è qualcosa di sbagliato. In quel momento interrompe il combattimento e va in cerca di compagnia, per assistere insieme all'imbrunire. 
Se ha difficoltà nel trovarla, si domanda : - Ho avuto paura di accostarmi a qualcuno? Ho ricevuto affetto e non l'ho capito?"
Il guerriero della luce usa la solitudine ma non ne viene usato.
L'avversario è sapiente e scaltro.
Appena può afferra l'arma più facile ed efficace : l'intrigo.
Quando se ne serve, non ha bisogno di fare grandi sforzi perchè altri stanno lavorando per lui. Con parole male orientate, vengono distrutti mesi di dedizione, anzi di ricerca dell'armonia.
Sovente il guerriero della luce rimane vittima di questa trappola. Non sa da dove provenga il colpo e non ha modo di dimostrare che l'intrigo è falso. L'intrigo non permette il diritto alla difesa, condanna senza processo.
Allora egli sopporta le conseguenze e le punizioni immeritate, poichè la parola ha un suo potere, e il guerriero lo sa. Ma soffre in silenzio, e non usa mai quell'arma per attaccare l'avversario.
Un guerriero della luce non è un vigliacco.
Il guerriero della luce guarda la vita con dolcezza e decisione.
Egli è davanti ad un mistero di cui, un giorno, troverà la risposta. Spesso e volentieri dice tra sè "Ma questa vita sembra una follia".
Ha ragione.
Concentrato sul miracolo del quotidiano, egli nota di non essere sempre in grado di prevedere le conseguenze dei propri atti. A volte agisce senza avere la coscienza di ciò che sta facendo: salva senza sapere che sta portando a salvamento, soffre senza conoscere il motivo per cui è triste.
Sì, questa vita è una follia.
Ma la grande sapienza del guerriero della luce consiste nello scegliere bene la propria follia.

Il guerriero della luce conosce il valore della perseveranza e del coraggio.
Molte volte, durante il combattimento, egli riceve dei colpi che non si aspettava. E capisce che, nel corso della guerra, il nemico vincerà qualche battaglia. Quando ciò accadde, piange le proprie pene e riposa per recuperare le forze. Ma ritorna immediatamente a lottare per i suoi sogni.
Perchè quando più tempo se ne manterrà lontano, tanto maggiori saranno le probabilità di sentirsi debole, spaventato, timoroso.
Quando un cavaliere cade da cavallo e non risale in groppa nel volger di un minuto, non avrà mai più il coraggio di montare.

Ogni guerriero della luce ha avuto paura di affrontare un combattimento.
Ogni guerriero della luce ha tradito e mentito in passato.
Ogni guerriero della luce ha imboccato un cammino che non era il suo.
Ogni guerriero della luce ha sofferto per cose prive di importanza.
Ogni guerriero della luce ha pensato di non essere un guerriero della luce.
Ogni guerriero della luce ha mancato ai suoi doveri spirituali.
Ogni guerriero della luce ha detto "si" quando avrebbe dovuto dire "no"
Ogni guerriero della luce ha ferito qualcuno che amava.
Perciò è un guerriero della luce, perchè ha passato queste esperienze e non ha perduto la speranza di esere migliore.


viernes, 15 de julio de 2011

El valor ético de obrar bien (Kant-Obiols-Bassols) Volver a los orígenes

El valor ético de obrar bien(I.Kant-Obiols-Bassols)




Todos los sistemas éticos, considerados aquí, han estado sujetos a la crítica en distintas épocas, pero en todos ellos se reconoce un punto positivo idéntico y es que nuestro obrar parte de una norma y un fundamento que es nuestra conciencia personal.
Probablemente, la lectura de éste post será como releer  los palotes de la introducción a la filosofía, pero a juzgar por los tiempos que corren, es hora de volver a los comienzos, a los fundamentos, al lugar donde todo empezó.
Este post se ha hecho, siguiendo ése criterio.
El hombre por naturaleza aspira a obrar bien, y entre los valores morales que deben defenderse se destacan los derechos individuales, el derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad privada, derechos que a su vez tienen fijados sus límites en los derechos de los demás.
El valor ético de obrar bien, surge naturalmente al observar la evolución del pensamiento acerca de la moral y la conciencia a través de los tres grandes movimientos de la filosofía de la ética.
Si tomamos el principio de Kant,“Obrar de tal forma que la máxima que rija tu acto pueda valer como un principio de legislación universal y necesario”, entonces invalidamos el precepto de Aristóteles, que separaba las acciones de acuerdo al entorno en el cual se desarrollaba.
Pero cuando decimos que alguien obró bien generalmente queremos decir que cumplió con su deber, aunque no siempre cumplir con nuestro deber nos conduce a la felicidad.
Surge la Ética dentro de la Filosofía para responder a preguntas tales como: ¿En que consisten el Deber y la Felicidad?, ¿Existen pautas para guiar la conducta humana?
La ética es la parte de la filosofía que se ocupa del obrar del hombre, de sus acciones.
Este obrar humano se puede entender en forma individual o en forma social.
 Para Aristóteles, existían tres niveles en el obrar, el obrar del individuo, el obrar de la familia y el obrar de la sociedad.
La ética discute y juzga las normas morales y jurídicas, siendo las primeras las que regulan lo que la sociedad aprueba o desaprueba, y las segundas las que regulan las prohibiciones, castigando el incumplimiento de las mismas.
También en ella se realiza por una parte la crítica y el análisis de la moralidad y por otra propone normas, escala de valores o ideales que van a primar sobre otros.
La discusión ética se realiza en el plano del “debe ser” y no meramente “del ser”.
Cada uno de nosotros consideramos nuestros actos y comportamiento como buenos o malos, pero en general nos exigimos el obrar bien como un deber, una obligación.

 Acto Moral y Valor Moral




La palabra “moral” vincula directamente la conducta y los actos humanos por su valor, es decir como buenos o malos.

Sólo reconocemos como sujeto moral al hombre, ya que solo este es capaz de reflexionar sobre sí mismo, sobre el mundo y la manera de transformarlo, solo él posee el conocimiento intelectual que le permite conocer el valor moral, y la libertad que es el poder de autodeterminarse con respecto a ese valor moral.

El hombre es responsable de sus actos y debe responder ante sí mismo y ante la sociedad e incluso de admitir su existencia ante Dios por ellos.

El concepto de responsabilidad es quizás el más profundo de la ética, porque nos da la dimensión moral del hombre, sentirse responsable de uno mismo y de los demás nos dice que es mejor que quien intenta evadir o excusar sus responsabilidades, pero existen circunstancias y factores que alteran y condicionan la responsabilidad en los actos morales, dichos factores se pueden dividir en psicológicos y sociológicos.

A)De carácter individual e interiores al sujeto los factores psicológicos que se destacan son:
los biopsíquicos que se refieren a fenómenos fisiológicos tales como presión arterial, integridad de los centros nerviosos, etc.
los psíquicos que se refieren a factores afectivos tales como sentimientos, emociones, pasiones, etc.
los que obstaculizan la libertad entre los que se destacan la ignorancia, la violencia, el miedo, etc.

B) Los condicionamientos Sociológicos proceden del marco social en el que vive el hombre, y entre ellos se destacan, la educación que transmite valores morales, la estructura básica del individuo o personalidad, el rol social, la clase social, y la cultura.
Un acto moralmente bueno se califica como un mérito, mientras que un acto moralmente malo comporta un demérito.
La sanción es la recompensa de los actos morales, sancionamos un mérito con un premio, y un demérito con un castigo.
 

  La Sanción

La finalidad de la sanción es conservar el orden moral, y se las califica como:
Naturales (por las consecuencias físicas)
Interiores (porque producen satisfacción o remordimiento)
Legales (porque las aplican según las normas de los códigos vigentes)
Sociales (porque dependen de la estimación o el desprecio de la sociedad)

Conciencia y Sentido Moral




Todo ser humano tiene conciencia de que hay algo que está bien o mal moralmente hablando, pues posee lo que llamamos sentido moral, por otro lado también existe la conciencia moral, que es la valoración sobre la moralidad de un acto concreto.
Si tomamos el término bueno, bien, en el sentido práctico, es aquello que mueve a la voluntad por medio de las representaciones de la razón, no a partir de causas subjetivas sino de modo objetivo, por razones válidas para todo ser racional como tal.
Para que un acto sea bueno deben ser buenos los tres factores fundamentales que los motivan, esos tres factores son:
-Objeto- contenido (lo que se hace, la materia del acto)
-Circunstancias- (factores o aspectos que determinan y precisan el objeto, el quien, el cuándo, el cómo, etc.).
-Fin- (Intención o motivo del acto, aquello para lo que se hace).
Basta con que uno de esos factores sea malo, para que todo el acto sea malo, ya que para los moralistas el fin bueno no justifica los medios malos.
La conciencia moral está integrada por un elemento intelectual, un elemento afectivo y un elemento volitivo, el intelecto o razón juzga, aprueba o desaprueba el acto, el elemento afectivo nos da respuesta sobre los sentimientos hacia ese acto, y el volitivo que tiene una tendencia natural al bien y que lo hace querer el bien moral.
Según Kant si el hombre fuera solo sensibilidad, sus acciones estarían determinadas por impulsos sensibles, si fuera únicamente racionalidad, serían determinadas por la razón.
Pero el hombre es al mismo tiempo sensibilidad y razón, y en esta posibilidad de elección consiste la libertad que hace de él un ser moral.
Podemos clasificar la conciencia moral como verdadera o errónea, en cierta, probable, dudosa, perpleja, justa, etc.
Hablamos de conciencia verdadera cuando puede dictaminar objetivamente lo que es bueno o malo y es errónea cuando no puede hacerlo, de conciencia cierta cuando el juicio moral es firme y seguro, de probable cuando existen otras alternativas, dudoso cuando el juicio moral se suspende ante la duda, perplejo cuando existen colisión de deberes y justo cuando se juzga de manera adecuada el acto moral.



Génesis de la conciencia



El hombre procura obrar con conciencia recta, ello supone auto-reflexión y consulta a los demás, para ir adquiriendo una conciencia formada y madura.
El problema se plantea cuando estamos en conciencia perpleja o en conciencia dudosa, como ya dijimos la conciencia perpleja supone un conflicto de deberes y tenemos que inclinarnos por el que nos parece más fuerte o imperioso, mientras que en la conciencia dudosa debemos descartar para salir de dudas y luego formar una conciencia moralmente cierta.
La conciencia como norma subjetiva, se apoya en los principios morales o en el sentido moral. 
 Los principios morales son expresiones de la ley moral natural.

La  ley Moral



Desde el punto de vista de un legislador, la ley es una norma dictada por quienes tienen a su cuidado la comunidad, para su ordenación racional y hacia el bien común.
Santo Tomas destacaba que la ley no es un mandato o voluntad del legislador, sino un mandato racional y bueno para el bien común, pues solo una ley emanada de una voluntad racional y buena es auténtica y puede obligar a la comunidad a cumplir con ella.
Las leyes morales se distinguen de las leyes positivas porque las primeras surgen en el hombre de forma natural e interna, mientras que las otras son promulgadas por el hombre en forma externa y pública.

Obrar bien y las Leyes Positivas

Leyes positivo-divinas (dictadas por Dios a los hombres Ej. : los diez mandamientos)
Leyes positivo-humanas (dictadas por los hombres entre las que se distinguen las:
a) leyes civiles; del estado y b) leyes eclesiásticas; de la iglesia).
Pero por encima de todas estas leyes, incluidas las leyes físico-naturales, hay quienes hablan de la ley eterna, del plan que Dios posee en su inteligencia y en su voluntad y que da un modo de ser y obrar propios a todos los seres de la naturaleza.
Quienes defienden la existencia de una ley moral natural, también sostienen que posee dos propiedades fundamentales que son la Universalidad y la Inmutabilidad.
La universalidad de la ley radica en que el hombre posee la misma naturaleza esencial, que es capaz de un pleno y armónico bien común, por lo que se opone al racismo y al nacionalismo.
La inmutabilidad radica en que la naturaleza esencial del hombre permanece invariable a través del tiempo y el espacio, que su conocimiento de los principios fundamentales de la ley moral es lo que verdaderamente es inmutable, y sometidos a un progreso moral del individuo y la sociedad extienden y profundizan su contenido en la evolución histórica, para ser más claros los principios existían y no se les aplicaban por Ej.: La esclavitud, la tortura, la dignidad de la mujer, etc.
La ley positivo-humana es una prolongación o concreción de la ley moral.
El hombre se vale y se apoya en ella para dotar de obligatoriedad la vida social.
Las características fundamentales de la ley positiva son:
Origen humano ( las formula, establece y aplican los hombres)
Historicidad (lleva una fecha precisa)
Vigencia limitada (rigen en un lugar y tiempo determinado
Caducidad (con el paso del tiempo pierden vigencia y se obliga a modificarlas o cambiarlas adecuándolas a la realidad social del momento)

Movimientos filosóficos y Obrar Bien como regla moral



Se puede afirmar que las leyes positivas surgen de la ley moral, del sentirse obligado a obrar bien, el problema es determinar ese bien.
Dentro de la filosofía se reconocen dos grandes grupos: Uno en el que los filósofos no admiten más fundamento de la moralidad que la propia conciencia. Y otro que sin contradecir ni desautorizar a los primeros consideran que las exigencias imperativas del hombre conducen al individuo a alcanzar la plena realización, el bien natural en todas sus posibilidades.
Dentro del primer grupo se destacan filósofos como Kant, Levy-Bruhl, Durkheim y Sartre.
Kant afirmaba que obrar por razones exteriores a la propia conciencia del deber o sea obrar por placer, por poder, por fama, etc., supone obrar con segundas intenciones; es decir un obrar que es más que inmoral, es amoral, impropio de la persona humana.
El obrar recto, propiamente moral es el que se realiza exclusivamente por respeto a la ley misma, siendo el respeto el único sentimiento moral.

Mientras la ley moral como hecho de razón no necesita fundamento que la justifique, nos demuestra que la libertad es no solo posible, sino real en los seres que reconocen la ley misma como obligatoria, (tú debes, luego tú puedes)
La moral auténticamente digna es una moral autónoma, en ella lo que cuenta no es lo que se hace sino como se hace, lo que cuenta es la intención de obrar bien.
Kant afirmaba que en el mundo nada hay de bueno o malo más que la buena o mala voluntad y resume todas las máximas morales en ésta:

“Obrar de tal forma que la máxima que rija tu acto pueda valer como un principio de legislación universal y necesario”
Aunque la ley moral brota de uno mismo, según Kant no significa que brote del yo empírico, individual y propenso al egoísmo, sino que brota de una zona más honda del yo, de lo que llamó la conciencia trascendental.
Por otro lado Levy-Bruhl y Durkheim sostienen que las leyes morales son meras convenciones establecidas por cada sociedad, no existe una moral única,universal e inmutable, porque según ellos no existe una naturaleza humana idéntica en todos los hombres.
Para ellos carece de sentido la crítica de cualquier moral, porque todas pueden ser relativamente verdaderas en la medida que sirven en la vida del grupo social en el que rigen; la reducen a una ciencia de las costumbres en la que no hay que buscar ningún fundamento metafísico.
El neopositivismo considera que los juicios o proposiciones morales que pretenden valorar la conducta humana carecen de sentido científico, enunciando solamente sentimientos, actitudes, emociones, deseos, etc., de los individuos que las formulan.
Sartre afirmaba que Dios no existe, y elabora la única moral que a su juicio es coherente con el ateísmo.
El hombre es lanzado al mundo sin ninguna esencia o naturaleza que lo caracterice desde el principio, con la pesada carga de hacerse libremente sin tener una ayuda orientadora.
Cada cual debe trazar su camino estableciendo para ello unas normas válidas sólo para él y comprometiéndose a seguirlas responsablemente.
El tratar de imponer nuestro criterio como el único acertado o bueno es según Sartre una actitud ridícula e hipócrita.
Dentro del segundo grupo encontramos múltiples morales que dependen de las diferentes concepciones antropológicas en que descansan, según sea la idea que los filósofos se forjen de la realidad humana (naturaleza, esencia o condición), así será la normativa moral que defenderán consecuentemente.
Para Aristóteles la felicidad no se identifica con el placer sino con el estado de perfección y reposo que acompaña al logro de nuestras tendencias naturales.
Admite en el hombre tendencias superiores a las del resto de los animales y pone el bien o fin supremo natural del hombre en el ser autosuficiente, omniperfecto que goza autocontemplandose.
Para él la culminación de las virtudes morales estaba en el orden que debe existir en esas tendencias naturales tanto en el plano individual como en el social.
Para Santo Tomas de Aquino la concepción Aristotélica del bien supremo se identifica con el Dios cristiano.
Obrar bien es seguir la propia conciencia cierta, que en último termino siendo ésta creada por Dios, debe obedecer la ley eterna o plan concebido por El.
Epicúreo partió de la evidencia de que todo animal se mueve por placer, y el hombre no escapa a aquella evidencia práctica, identificando el placer con el bien moral.
Según él, el hombre debe buscar el placer y la mejor técnica para conseguirlo.
Esto le llevó a elaborar su receta de la felicidad: eliminar los caprichos, los miedos infundados, limitarse a los deseos naturales o estrictamente fundamentales como los orgánicos, los anímicos y la amistad.
Saber renunciar al placer del momento para evitar consecuencias nefastas, aliviar los dolores recordando placeres del pasado o imaginando los futuros.
Con ésta técnica moral, el hombre conseguiría el máximo placer posible, un estado de sosiego interior que nadie podría arrebatarle.
Para Bentham identificar el bien moral con el placer es algo superficial, porque el bienestar exige muchas veces sacrificios y para él la norma ética suprema será conseguir la máxima felicidad para el mayor número de personas.
Para J.Stuart Mill lo que importa es la calidad del placer y la felicidad de los demás valorada en si misma y no en la repercusión que tendrá sobre el individuo en particular.
Nietzche nos habla de una moral nueva, más allá del bien y del mal.
Rompe con la tradición igualitaria, ensalza la voluntad del poder y la legítima y avasalladora vitalidad de los señores, aduciendo que los mejores o más fuertes tienen más derechos, se cree llamado a desenmascarar el engaño de la igualdad humana.
Al realizarse según él esta inversión de los valores, se facilitará el camino para que surja el super hombre, eliminando toda esperanza en un Dios que según él no existe.
Para Marx, el hombre es un ser que surgido de la naturaleza se ha ido constituyendo a sí mismo mediante la acción siempre realizada en comunidad.
Él aboga por una moral revolucionaria cuyo objetivo sea la abolición de situaciones degradantes y la desaparición de las luchas sociales.
La moral Marxista propugna la toma de conciencia de la igualdad del hombre, de su capacidad para crear un mundo justo y feliz, él no cree que la religión que según su opinión es el opio del pueblo, pueda con sus super-estructuras darles ese más allá feliz.
El liberalismo político sostiene que deben reducir la competencia del poder a las funciones de administración de justicia, defensa del territorio, educación, salud, etc., como una forma de promover el mejor estado de las cosas en la sociedad.

 Bibliografía

 Lógica y Filosofía  (Guillermo A. Obiols.)
 Introducción a la filosofía    (Luis Cuéllar Bassols  -J.M. Rovira Martinez)
 Apuntes sobre Ética Autónoma  (E.Kant) de “Cimentación para la metafísica de las costumbres”
Etica y Razón Práctica (E.Kant)
Critica a la Razón Pura (E.Kant)