viernes, 27 de abril de 2012

EL SOÑADOR Y EL SUEÑO (Eckhart Tolle)

EL SOÑADOR Y EL SUEÑO 
(Eckhart Tolle)



La no resistencia es la clave para el mayor de los poderes del universo.
A través de ella, la conciencia (el  espíritu) se libera de su prisión en la forma. 
No resistirse internamente a la forma (a lo que es o a lo que sucede) es negar la realidad absoluta de la forma. 
La resistencia hace que el mundo y las cosas, incluida nuestra propia identidad, parezcan más reales, más sólidos y más duraderos de lo que son. 
Dota al mundo y  al ego de un peso y de una importancia absoluta que hacen que tomemos al mundo y a nuestra persona muy en serio. 
Entonces confundimos el juego de la forma con una lucha por sobrevivir y, al ser ésa nuestra percepción, se convierte en nuestra realidad. 
El sinnúmero de sucesos y de formas que adopta la vida, es por naturaleza, efímero. 
Todo es pasajero.
Las cosas, los cuerpos, los egos, los sucesos, las situaciones, los pensamientos, las emociones, los deseos,las ambiciones, los temores y el drama llegan con aire de gran importancia y cuando menos acordamos se han ido, desvanecidos en la nada de donde salieron. 
¿Alguna vez fueron reales? ¿Fueron algo más que un sueño, el sueño de la forma?
Cuando abrimos los ojos en la mañana, el sueño de la noche se disuelve y decimos, "fue sólo un sueño, no fue real". 
Pero tuvo que haber algo real en el sueño o de lo contrario no habría podido suceder. 
Cuando se  aproxima la muerte, podemos mirar hacia atrás y preguntarnos si la vida fue apenas otro sueño. 
Ahora  mismo, si recuerda las vacaciones del año pasado o el drama de ayer, podrá ver que son muy parecidos al sueño de anoche.
Está el sueño y también el soñador del sueño. 
El sueño es un juego breve de las formas. 
Es el mundo: real en términos relativos pero no absolutos. 
Y está el soñador, la realidad absoluta en la cual van y vienen las formas. 
El soñador no es la persona, la persona es parte del sueño. 
El soñador es el substrato en el cual  aparece el sueño, la dimensión atemporal detrás del tiempo, la conciencia que vive en la forma y está detrás de ella. 
El soñador es la conciencia misma, es lo que somos.

Las verdaderas diferencias entre los hombres y las mujeres- ( Fragmentos escogidos de "La Mujer ,una nueva visión" de Chandra Mohan Jain [चन्द्र मोहन जैन] Osho)

A la memoria de las mujeres asesinadas por sus esposos/parejas en Argentina,un drama actual a resolver .



42 MUJERES MURIERON QUEMADAS (en Argentina)TRAS CRIMEN DE WANDA TADDEI
                                                   (Noticias Terra.com.ar 15/02/2012)




"Cuarenta y dos mujeres murieron quemadas en todo el país desde el emblemático caso de Wanda Taddei, la joven que fue rociada con alcohol y prendida fuego en febrero de 2010 presuntamente por su pareja, el ex baterista del grupo de rock Callejeros, Eduardo Vázquez.

Según estadísticas del Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano, coordinado por la asociación civil "La casa del Encuentro", durante ese mismo año otras 13 mujeres murieron incineradas, en la mayoría de los casos por sus actuales o ex parejas.

En tanto, el número casi se triplicó en 2011, cuando 38 mujeres murieron en las mismas circunstancias.

Los casos se sucedieron casi sin pausa a partir de la muerte de Taddei (29) en su casa del barrio porteño de Mataderos, hecho que comenzará a ser ventilado en un juicio oral a partir del 28 de febrero este mes y por el que Vázquez puede ser condenado a prisión perpetua.

Si bien el músico siempre sostuvo que se trató de un accidente, peritajes realizados durante la investigación determinaron que roció a su mujer con alcohol y luego la prendió fuego con un encendedor.

Otro caso que cobró notoriedad fue el de la joven embarazada Fátima Guadalupe Catán (24), quien el 18 de agosto de 2010 sufrió quemaduras en casi el 90 por ciento de su cuerpo en su casa de la localidad bonaerense de Villa Fiorito y murió cinco días después.

Su familia acusa al novio, pero la Justicia aún no ordenó su detención por una diferencia de criterio entre el juez y el fiscal de la causa.

Desde la ONG, precisaron que debido a la falta de datos oficiales, las estadísticas surgieron de un relevamiento de 120 medios de comunicación de todo el país, entre ellos esta agencia."




Las verdaderas diferencias entre los hombres y las mujeres

( Fragmentos escogidos de "La Mujer ,una nueva visión" de Chandra Mohan Jain [चन्द्र मोहन जैन] Osho)

El hombre y la mu­jer no son ni iguales ni desiguales, son únicos.
Y el encuentro de dos seres únicos trae algo milagroso a la existencia

La mayoría de las diferencias entre los hombres y las mujeres se deben a miles de años de condicionamiento.
No son fundamen­tales por naturaleza, pero hay unas pocas diferencias que les dan una belleza única, individualidad.
Esas diferencias se pueden con­tar muy fácilmente.
Una de ellas es que la mujer es capaz de producir vida; el hom­bre no lo es.
 En ese aspecto, él es inferior, y esa inferioridad ha ju­gado un gran papel en el dominio de las mujeres por el hombre.
El complejo de inferioridad funciona de esta manera: pretende ser su­perior para engañarse a sí mismo y para engañar al mundo entero.
 Por eso, a lo largo de los siglos el hombre ha estado destruyendo la genialidad, el talento, las capacidades de la mujer, para, de esta forma, poder probar que él es superior, ante sí mismo y ante el mundo.(Ver el post http://wonalixia.blogspot.com.ar/2010/05/el-maltrato-psicologicoun-problema-para.html)
A causa de que la mujer da a luz, durante nueve meses o más permanece absolutamente vulnerable, dependiente del hombre.
Los hombres han explotado esto de una forma muy fea.
Y esa es una diferencia fisiológica; da exactamente igual.
La psicología de la mujer ha sido corrompida por el hombre diciéndole cosas que no son ciertas, convirtiéndola en una esclava del hombre, reduciéndola a la categoría de ciudadano secunda­rio del mundo.
Y la razón de ello es que él es más poderoso muscularmente. 
Pero el poder muscular es parte de la animalidad.
Si es eso lo que va a decidir la superioridad, entonces cualquier ani­mal es más musculoso que un hombre.
Pero las verdaderas diferencias existen ciertamente, y tenemos que buscarlas detrás del montón de diferencias inventadas.
Una dife­rencia que veo es que una mujer es más capaz de amor que un hom­bre. 
El amor del hombre es más o menos una necesidad física; el amor de la mujer, no.
Es algo más grande y más elevado, es una ex­periencia espiritual.
 Por eso, la mujer es monógama y el hombre es polígamo.
Al hombre le gustaría tener a todas las mujeres del mun­do, y aun no estaría contento con ello.
Su insatisfacción es infinita.
La mujer puede sentirse satisfecha con un amor, absolutamen­te satisfecha, porque no mira el cuerpo del hombre, mira sus cua­lidades más profundas.

No se enamora de un hombre que tiene un hermoso cuerpo musculoso, se enamora de un hombre que tiene carisma —algo indefinible, pero inmensamente atractivo—, que es un misterio a explorar.
No quiere que su hombre sea tan sólo un hombre, sino una aventura en el descubrimiento de la conciencia.
Un hombre debería hacer el amor de la misma forma que pin­ta un pintor —cuando siente que un vivo deseo llena su corazón— o como un poeta compone poesía, o como un músico toca música.
El cuerpo de la mujer debería ser tratado como un instrumento musical; lo es.
Cuando el hombre se siente alegre, entonces el sexo no es simplemente una descarga de la tensión, una relajación, un método para dormir.
 Entonces hay juego preliminar.
Él baila con la mujer, canta con la mujer, con la hermosa música que vibra en el templo del amor, con el incienso que les gusta.
Debería ser algo sagrado, porque no hay nada sagrado en la vida corriente a no ser que hagáis sagrado el amor.
Y eso será el comienzo de la apertura de la puerta a todo el fenómeno de la supraconciencia.
El amor nunca debería ser forzado, nunca debería intentarse. 
No debería estar en la mente en absoluto.
 Están jugando, bailan­do, cantando, disfrutando... es parte de esta prolongada alegría.
Si sucede, es bello.
Cuando el amor sucede, tiene belleza. 
Cuando se hace que suceda, es feo.
Estas son diferencias naturales, no tienen nada que ver con el condicionamiento.
Hay otras diferencias.

Por ejemplo, una mujer está más centrada que un hombre...
Es más serena, más silencio­sa, más paciente, es capaz de esperar.
Quizá a causa de estas cua­lidades, la mujer tiene más resistencia a las enfermedades y vive más que el hombre.
A causa de su serenidad, su delicadeza, puede traer una plenitud inmensa a la vida del hombre.
Puede rodear la vida de un hombre de una atmósfera muy relajante, muy cálida. 
Pero el hombre tiene miedo, no quiere estar rodeado por la mujer, no quiere dejarle que cree su calidez cariñosa en torno a él.
Tiene miedo, porque de esa forma se volverá dependiente.
Así que, du­rante siglos, ha estado manteniéndola a distancia.
Y tiene miedo porque en lo profundo de sí sabe que la mujer es más que él. 
Ella puede dar nacimiento a la vida.
La naturaleza la ha elegido a ella para reproducir, no al hombre.
La función del hombre en la reproducción es casi nula.
Esta in­ferioridad ha creado el mayor problema, el hombre ha empezado a cortar las alas de la mujer.
Ha empezado a reducirla y condenarla de todas las maneras, para al menos poder creer que él es superior.(Ver el post: http://wonalixia.blogspot.com.ar/2011/06/violencia-de-genero-concepcion-garcia.html)
El hombre ha tratado a la mujer como si fuera ganado, incluso peor.
En China, durante cientos de años, se consideraba que la mujer no tenía alma, de forma que el marido podía matarla y la ley no interfería.
 La mujer era posesión del marido.
Si él quería destruir sus muebles, no era ilegal.
Si quería destruir a su mujer, no era ile­gal. 
Este es el insulto supremo: que la mujer no tiene alma.
El hombre ha privado a la mujer de educación, de independen­cia económica.
 La ha privado de movilidad social porque tiene miedo.
Sabe que ella es superior, sabe que ella es bella, sabe que darle independencia creará peligro.
Por eso, durante siglos la mu­jer no ha tenido independencia.
El hombre es muy egoísta.
Por eso lo llamo chovinista, machista.
El hombre ha creado esta sociedad, y en esta sociedad no hay lugar para la mujer.
¡Y ella tiene tremendas cualidades propias!
Por ejemplo, si el hombre tiene la posibilidad de la inteligencia, la mujer tiene la posibilidad del amor.
Esto no significa que ella no pueda tener inteligencia; puede tenerla, simplemente hay que dar­le la posibilidad de que la desarrolle.
Pero el amor es algo con lo que ha nacido, ella tiene más compasión, más dulzura, más com­prensión...
El hombre y la mujer son dos cuerdas de una misma arpa, pero ambos sufren cuando están separados el uno del otro.
Y como están sufriendo y no saben por qué, empiezan a vengarse el uno del otro.
La mujer puede aportar una ayuda inmensa para crear una so­ciedad orgánica.
 Ella es diferente del hombre, pero a un nivel igual.
Ella es tan igual a un hombre como cualquier otro hombre.
Ella tiene talentos propios que son absolutamente necesarios.
No es su­ficiente ganar dinero, no es suficiente llegar a tener éxito en el mundo; es más necesario un bello hogar, y la mujer tiene la capacidad de transformar cualquier casa en un hogar.
Ella lo puede lle­nar de amor; ella tiene esa sensibilidad.
Ella puede rejuvenecer al hombre, ayudarle a relajarse.

No hay necesidad de que el hombre se sienta inferior a la mu­jer.
Toda esa idea surge porque piensan en el hombre y en la mujer como dos especies distintas.
Pertenecen a una misma humanidad, y ambos tienen cualidades complementarias. 
Ambos se necesitan mutuamente, y sólo cuando están juntos están enteros...
La vida hay que tomársela con calma.
Las diferencias no son contradicciones.
Pueden ayudarse mutuamente y realzarse inmensamente.
La mujer que te ama puede realzar tu creatividad, puede inspirarte a alcanzar cimas que nunca has soñado.
Y ella  no te pide nada.


Sim­plemente quiere tu amor, que es su derecho básico.
La mayoría de las cosas que hacen diferentes a los hombres y  a las mujeres son condicionales.
Las diferencias deberían mantener­se porque hacen a los hombres y a las mujeres atractivos mutua­mente, pero no deberían utilizarse como reprobaciones.
Me gusta­ría que ambos se hicieran un todo orgánico, permaneciendo al mismo tiempo absolutamente libres, porque el amor nunca crea ataduras, da libertad.
Entonces podremos crear un mundo mejor.
A la mitad del mundo se le ha negado su contribución, y esa mitad, las mujeres, tiene una inmensa capacidad para contribuir al mun­do.
Lo hubiera convertido en un bello Paraíso.
La mujer debería buscar en su propia alma su propio potencial y desarrollarlo, y tendrá así un hermoso futuro.
El hombre y la mu­jer no son ni iguales ni desiguales, son únicos.
Y el encuentro de dos seres únicos trae algo milagroso a la existencia



viernes, 6 de abril de 2012

LA GUERRA ES UNA FORMA DE PENSAR-("Una nueva tierra- Un despertar al propósito de tu vida" de Eckhart Tolle)


LA GUERRA ES UNA FORMA DE PENSAR
("Una nueva tierra-  Un despertar al propósito de tu vida" de  Eckhart Tolle)


EL EGO NO ES PERSONAL
A nivel colectivo, la idea de que "Tenemos la razón y los otros están equivocados" está arraigada profundamente en particular en aquellas zonas del mundo donde el conflicto entre las naciones, las razas, las tribus, las religiones o las ideologías viene desde tiempo atrás, es extremo y endémico. 
Las dos partes del conflicto están igualmente identificadas con su propio punto de vista, su propio "relato", es decir, identificadas con el pensamiento. 
Ambas son igualmente incapaces de ver que puede haber otro punto de vista, otra historia de igual validez. 
El autor israelita Y. Halevi, habla de la posibilidad de "acomodar una narrativa en competencia", pero en muchas partes del mundo la gente todavía no puede ni quiere hacerlo.
Ambas partes se creen poseedoras de la verdad.
 Las dos se consideran víctimas y ven en la "otra" la encarnación del mal. 
Y como han conceptualizado y deshumanizado a la otra parte al considerarla enemiga,
pueden matar e infligir toda clase de violencia recíproca, hasta en contra de los niños, 
sin sentir su humanidad y su sufrimiento. 
Quedan atrapadas en una espiral demente de acción y reacción, castigo y
retaliación.
Es obvio entonces que el ego, en su aspecto colectivo del "nosotros" contra "ellos" es todavía más demente que el "yo", el ego individual, si bien el mecanismo es el mismo. 
La mayor parte de la violencia que los seres humanos nos hemos infligido a nosotros mismos no ha sido producto de los delincuentes ni de los locos, sino de los ciudadanos normales y respetables que están al servicio del ego colectivo. 
Podemos llegar incluso a decir que, en este planeta, "normal" es sinónimo de demente. ¿Cuál es la raíz de esa locura? 
La identificación total con el pensamiento y la emoción, es decir, con el ego.
La codicia, el egoísmo, la explotación, la crueldad y la violencia continúan reinando en este planeta.


Cuando no los reconocemos como manifestaciones individuales y colectivas de una disfunción de base o de una enfermedad mental, caemos en el error de personalizarlos. Construimos una identidad conceptual para un individuo o un grupo y decimos: "Así es como es. Así es como son". 
Cuando confundimos el ego que percibimos en otros con su identidad, es porque nuestro propio ego utiliza esta percepción errada para fortalecerse considerando que tiene la razón y, por ende, es superior, y reaccionando con indignación, condenación o hasta ira contra el supuesto enemigo. 
Todo esto es una fuente de satisfacción enorme para el ego. 
Refuerza la sensación de separación entre nosotros y los demás, cuya "diferencia" se amplifica hasta tal punto que ya no es posible sentir la humanidad común ni la fuente común de la que emana la Vida que compartimos con todos los seres, nuestra divinidad común.
Los patrones egotistas de los demás contra los cuales reaccionamos con mayor intensidad y los cuales confundimos con su identidad, tienden a ser los mismos patrones nuestros pero que somos incapaces de detectar o develar en nosotros. 
En ese sentido, es mucho lo que podemos aprender de nuestros enemigos.
¿Qué es lo que hay en ellos que más nos molesta y nos enoja? ¿Su egoísmo? ¿Su codicia? ¿Su necesidad de tener el poder y el control? ¿Su deshonestidad, su propensión a la violencia, o cualquier otra cosa? 
Todo aquello que resentimos y rechazamos en otra persona está también en nosotros. Pero no es más que una forma de ego y, como tal, es completamente impersonal. No tiene nada que ver con la otra persona ni tampoco con lo que somos. Es solamente si lo confundimos con lo que somos que su observación puede amenazar nuestro sentido del Ser.

TENER LA RAZÓN, FABRICAR EL ERROR
Cuando nos quejamos, encontramos faltas en los demás y reaccionamos, el ego fortalece la noción de los linderos y la separación de la cual depende su existencia. 
Pero también se fortalece de otra manera al sentirse superior.
 Quizás no sea fácil reconocer que nos sentimos superiores cuando nos quejamos, por ejemplo, de una congestión de tráfico, de los políticos, de la "codicia de los ricos" o de "los desempleados perezosos", o de los colegas o del ex esposo o la ex esposa. 
La razón es la siguiente: 
Cuando nos quejamos,la noción implícita es que tenemos la razón mientras que la persona 
o la situación motivo de la queja de la reacción está en el error.
No hay nada que fortalezca más al ego que tener la razón. Tener la razón es identificarse con una posición mental, un punto de vista, una opinión, un juicio o una historia. Claro está que para tener la razón es necesario que alguien más esté en el error, de tal manera que al ego le encanta fabricar errores para tener razón. 
En otras palabras, necesitamos que otros estén equivocados a fin de sentir fortalecido nuestro ser.

Las quejas y la reactividad, para las cuales "esto no tendría por qué estar sucediendo", pueden.
Las quejas y la reactividad, para las cuales "esto no tendría por qué estar sucediendo", pueden dar lugar al error no solamente en otras personas sino también en las situaciones.
 Cuando tenemos la razón nos ubicamos en una posición imaginada de superioridad moral con respecto a la persona o la situación a la cual
juzgamos y a la cual encontramos en falta. 
Esa sensación de superioridad es la que el ego ansía y la que le sirve para engrandecerse.

LA GUERRA ES UNA FORMA DE PENSAR
En ciertos casos quizás sea necesario protegerse o proteger a alguien más contra el ataque de otro, pero es preciso tener cuidado de no asumir una especie de misión para "erradicar el mal", pues podría convertirse precisamente en aquello contra lo cual se desea luchar.
 La lucha contra la inconciencia puede llevar a la inconciencia misma
Jamás será posible vencer la inconciencia, el comportamiento egotista disfuncional,mediante el ataque. 
Aunque lográramos vencer a nuestro oponente, la inconciencia se habrá alojado en nosotros, o el oponente reaparecerá con otro disfraz. 
Todo aquello contra lo cual luchamos se fortalece y aquello contra lo cual nos resistimos persiste.
Por estos días oímos con frecuencia la expresión "guerra contra" esto o aquello, y cada vez que lo oigo, sé que se trata de una guerra condenada al fracaso. 
Hay una guerra contra las drogas, una guerra contra la delincuencia, una guerra contra el terrorismo, una guerra contra el cáncer, una guerra contra la pobreza, y así sucesivamente. Por ejemplo, a pesar de la guerra contra la delincuencia y las drogas, ha habido un aumento considerable de los delitos relacionados con las drogas y de la criminalidad en general en los últimos 25 años. 
La guerra contra las enfermedades nos ha dejado, entre otras
cosas, los antibióticos. 
En un principio tuvieron un éxito espectacular y, al parecer, habían llegado para ayudarnos a vencer en la guerra contra las enfermedades infecciosas. 
Ahora muchos expertos coinciden en que el uso generalizado e indiscriminado de los antibióticos ha creado una bomba de tiempo y que las cepas bacterianas resistentes, las "superbacterias",provocarán sin lugar a duda un resurgimiento de esas enfermedades, posiblemente epidémico. 
Según la Revista de la Asociación Médica Americana, el tratamiento médico es la tercera causa de muerte después de la enfermedad cardiovascular y el cáncer en los Estados Unidos. La homeopatía y la medicina china son dos ejemplos de posibles alternativas de tratamiento que no ven a las enfermedades como el enemigo y, por consiguiente, no crean nuevas enfermedades.
La guerra es una forma de pensar, y todos los actos derivados de esa mentalidad tienden, o bien a fortalecer al enemigo, la supuesta maldad o, en caso de ganar la guerra, a crear enemigos nuevos, males nuevos, generalmente iguales o peores al que fue derrotado.
 Hay una conexión profunda entre el estado de la conciencia y la realidad externa. 
Cuando caemos en las garras de una forma de pensar como la de la "guerra", nuestras percepciones se tornan extremadamente selectivas y distorsionadas.
 En otras palabras,vemos solamente lo que deseamos ver y lo interpretamos equivocadamente.
 Es fácil imaginar la clase de actos emanados de un sistema tan demente. 
Claro que en lugar de imaginar, basta con ver las noticias de la noche.
Debemos reconocer al ego por lo que es: una disfunción colectiva, la demencia de la mente humana. 
Cuando logramos reconocerlo por lo que es, ya no lo vemos como la identidad de la otra persona. 
Una vez que reconocemos al ego por lo que es, es mucho más fácil no reaccionar contra él.