miércoles, 22 de septiembre de 2010

La Semilla de Mostaza (Osho) 1era. Parte-La grandiosa metáfora de Jesucristo según el pensamiento de Osho

La Semilla de Mostaza

21 de Agosto de 1974 
PRIMER VERSÍCULO...
Los discípulos le dijeron a Jesús:
"Dinos a qué se parece el reino de los cielos".
El les dijo:
"Es como una semilla de mostaza-
más pequeña que todas las semillas,
pero que al caer en tierra preparada
produce un gran árbol
y llega a ser refugio
de todos los pájaros del cielo".



       

Las relaciones humanas han cambiado muchísimo y han cambiado a algo peor.


En todas las dimensiones las relaciones más profundas han desaparecido: la esposa ya no es más 

una esposa, sino una simple enamorada; el esposo ya no es más un esposo, sino un simple 

enamorado.


La amistad es buena pero no puede ser muy profunda.


El matrimonio es algo que sucede en profundidad.


Es un compromiso en profundidad, y a menos que tú te comprometas, permanecerás hueco.

A menos que te comprometas, nunca darás el salto.

Puedes flotar en la superficie, pero las profundidades no son para ti.


Por supuesto, ir a las profundidades es peligroso -tiene que ser así, 
porque en la superficie eres muy eficiente.
En la superficie puedes trabajar como un autómata, no es necesaria la consciencia.

Pero cuanto más penetres en la profundidad, tendrás que estar más y más alerta, porque en cada 

momento la muerte es posible.


El miedo a la profundidad ha creado una superficialidad en todas las relaciones, las cuales se han 

vuelto juveniles.


Un enamorado o una enamorada puede ser una diversión, pero no puede llegar a ser la puerta a lo 

más profundo que está escondido en todos y cada uno.

Con una enamorada puedes relacionarte sexualmente; pero el amor no puede crecer, el amor necesita raíces

profundas.

La sexualidad es posible en la superficie, pero la sexualidad es sólo algo animal, biológico.

Puede ser bello si es parte de un amor más profundo, y si no es parte de un amor más profundo, es la cosa

más horrible posible, la más fea; porque entonces no hay comunión -simplemente se tocan y se separan.

Solamente los cuerpos se encuentran, pero no ustedes -no yo, no tú.

Esto ha sucedido en todas las relaciones.

Pero la relación más grande ha desaparecido completamente, y la relación más grande es aquella entre un


Maestro y un discípulo.

No serás capaz de entender a Jesús si no puedes entender la dimensión de esa relación que existe 

entre un Maestro y sus discípulos.

Eso ha desaparecido completamente.

A la esposa se le reemplaza por una enamorada, al esposo se le reemplaza por un enamorado; pero la

relación que existe entre el Maestro y el discípulo ha desaparecido completamente.

O tal relación ha sido reemplazada por algo que es precisamente lo contrario, la relación que existe entre un

psiquiatra y su paciente.

Entre un psiquiatra y su paciente existe una relación que tiende a ser enfermiza, patológica 

-porque un paciente no viene en busca de la verdad, realmente ni siquiera en busca de salud.

Esta palabra salud (wholeness, holiness) significa totalidad, significa santidad, significa una 

profunda curación dentro del ser. 

Un paciente no viene por esta salud, porque si viene por esta salud, entonces no puede ser otra 

cosa que un discípulo. 

Un paciente viene a deshacerse de la enfermedad, su actitud es totalmente negativa.

El ha venido simplemente para ser forzado a estar normal nuevamente, sólo para volver a ser una 


pieza que funcione dentro del mundo nuevamente. 

Se ha desadaptado, necesita adaptación y el psiquiatra le ayuda a adaptarse nuevamente.

Pero ¿adaptado a quién? Adaptado a este mundo, a esta sociedad, la cual está totalmente enferma.


Lo que tú llamas ser un humano "normal" no es sino la patología normal, o la locura normal, o la insanidad

normal.

El hombre normal también está enfermo, pero enfermo dentro de ciertos límites, límites aceptados por la 

sociedad, por la cultura. 

A veces alguien va más allá, cruza los límites -entonces se enferma.

Entonces toda la sociedad, la cual está enferma, dice que ese hombre está enfermo.

Y el psiquiatra existe en el límite para ayudar a que este hombre regrese de nuevo a la muchedumbre.

El psiquiatra no puede ser el Maestro, porque él mismo no está integrado.

Y el paciente no puede ser el discípulo, porque no ha venido para aprender.

El está perturbado y no quiere estar perturbado, su esfuerzo es solamente para adaptarse, no está en busca

de salud.

El psiquiatra no puede ser el Maestro, aunque está pretendiendo serlo en el Occidente y tarde o temprano él

pretenderá que es el Maestro también en el Oriente.

Pero no puede serlo, él mismo está enfermo.

El puede ayudar a otros a adaptarse, eso está bien: un hombre enfermo puede ayudar a otro hombre

enfermo en algunas formas.

Pero un enfermo no puede llevar a otro enfermo al estado de integración; un loco no puede ayudar a otro

loco a salir de la locura.

Es como un camello que tiene temor de ir a los Himalayas, porque cuando un camello llega cerca a los

Himalayas, por primera vez se da cuenta de que él no es nada.

Toda esta filosofía que Jung ha creado es simplemente infantil, porque el hombre ha creado sistemas tan

cósmicos y vastos... y todos estos sistemas están ahora en ruinas.



¿Qué hay de tu pequeño sistema? ¿Qué hay de ese pequeño rincón que has limpiado y decorado? ¿Qué hay

de tu filosofía?

Grandes filosofías se han derrumbado y se han convertido en polvo: anda a Roma, ¡ve lo que ha sucedido!

Anda a Atenas, ¡ve lo que ha sucedido! ¿Dónde están las escuelas de Aristóteles, Platón y Sócrates?

Todas han desaparecido y se han convertido en polvo.

Los más grandes sistemas al final se convierten en polvo; todos los pensamientos finalmente demuestran ser

inútiles, porque el pensamiento es algo creado por el hombre.

Sólo en el no pensamiento llegas a conocer lo divino.

Por medio del pensamiento tú no puedes llegar a conocer lo eterno, porque el pensamiento 

pertenece al tiempo.


Y el pensamiento no puede ser parte de lo eterno; ninguna filosofía, ningún sistema de 

pensamiento puede pertenecer a lo eterno.

Ese era el temor.

Por lo menos cuatro o cinco veces Jung hizo las reservaciones y las canceló.

El pudo haber sido un hombre más inteligente, tal vez un genio -podría haber ayudado un poco, pero él

estaba tan ciego como tú en lo que respecta a lo supremo, en lo que respecta al mayor secreto, a la médula

más interna del ser.

No, la psiquiatría no puede convertirse en religión, puede llegar a ser un buen hospital, pero no puede

convertirse en el templo -no es posible.

Y un psiquiatra puede ser necesario porque la gente está enferma, desadaptada, pero un psiquiatra no es un

Maestro y un paciente no es un discípulo.

Y si tú vienes donde un Maestro como paciente, entonces, errarás; porque un Maestro no es un psiquiatra.

Yo no soy psiquiatra.

La gente viene hacia mí y dice: "Estoy sufriendo de ansiedad mental, de neurosis, de angustia, de esto y

aquello".

Yo digo, "Está bien, porque yo no voy a tratar tu ansiedad, yo te voy a tratar a ti.

No me interesan tus enfermedades, simplemente me interesas tú.

Las enfermedades están en la periferia, y donde tú estás no hay enfermedad".

Una vez que llegues a darte cuenta de quién eres, todas las enfermedades desaparecerán.


Ellas existen básicamente porque tú has estado escondiendo el auto-conocimiento, tú has estado 

evitando tu ser; el encuentro básico lo has estado evitando, porque no quieres mirarte a ti mismo.


¿Por qué no quieres conocerte a ti mismo?


¿Qué te ha sucedido?


A menos que estés listo para encontrarte contigo mismo, no podrás llegar a ser un discípulo, 

porque un Maestro no puede hacer nada si tú no estás listo a confrontarte contigo mismo.


El sólo puede ayudarte a que tú te encuentres contigo mismo.

¿Por qué tienes tanto miedo? Porque algo estuvo errado en algún punto en el pasado...

Nace un niño: él no es aceptado tal como es, muchas cosas tienen que ser cambiadas, forzadas, tiene que

ser disciplinado.

Tiene muchas partes que ni la sociedad, ni los padres pueden aceptar, de tal forma que estas partes tienen

que ser negadas, reprimidas; sólo algunas partes pueden ser aceptadas y apreciadas.

Así que el niño tiene que arreglárselas.

Tiene que negar muchos fragmentos de su ser a los que no se les permite manifestarse.

Tiene que negarlos tanto que él mismo llega a ser inconsciente de ellos.

Esto es represión, y toda la sociedad existe en represión.

La mayor parte del ser de cada niño tiene que ser reprimido, completamente lanzado a la oscuridad.


Pero esa parte reprimida se auto-afirma, trata de rebelarse, reacciona; quiere salir a la luz y tú 

tienes que  forzarla una y otra vez hacia dentro.


Por esta razón tienes miedo del encuentro contigo mismo, porque ¿qué le sucederá a la parte 

reprimida?


Ella saldrá de nuevo, está ahí.


¿Qué le sucederá al subconsciente?

Si tú te encuentras contigo mismo el subconsciente estará ahí, todo lo que has negado estará ahí, y 

eso te da miedo.

A menos que un niño sea totalmente aceptado tal como es, este miedo permanecerá; pero aún no
 
ha existido ninguna sociedad que acepte al niño totalmente.

Y parece que no va a existir jamás ninguna sociedad que acepte al niño totalmente, porque esto es
 
casi imposible.

Así que, más o menos, la represión estará ahí.

Y todo el mundo tendrá que enfrentar, algún día, este problema de confrontarse a sí mismo.

Te conviertes en discípulo el mismo día en el que te olvidas de lo bueno y de lo malo; cuando te olvidas de lo

que es aceptado y de lo que no es aceptado.

Te conviertes en discípulo solamente el día en que estás listo para exponer todo tu ser a ti mismo.

El Maestro es simplemente una obstetriz.

El te ayuda a pasar a través de un nuevo nacimiento, a renacer.

¿Y cuál es la relación entre un Maestro y un discípulo?

Un discípulo tiene que confiar; no puede dudar, si duda entonces no puede mostrarse.

Cuando dudas de alguien te cierras, no puedes expandirte. Cuando dudas...

Aparece ahí un extraño, entonces te cierras a ti mismo; no te puedes abrir porque no sabes qué te 

va a hacer  ese extraño.

No puedes estar vulnerable ante él; tienes que protegerte, tienes que crear una armadura.

Con un Maestro tienes que dejar caer la armadura completamente, eso es una necesidad.

Aun con un amante puedes llevar un poco de tu armadura; frente a un amado puedes no ser tan abierto.

Pero con un Maestro, la apertura tiene que ser total, de otro modo nada sucederá.

Si es que guardas aun una pequeña parte tuya, la relación no surgirá.

Una confianza total es necesaria, sólo entonces podrán ser revelados los secretos, sólo entonces las 

llaves te podrán ser ofrecidas.

Pero si tú te estás escondiendo, eso quiere decir que estás peleando con el Maestro y entonces nada puede

hacerse.

Luchar con un Maestro no es la vía; entregarse es la vía.

Y la entrega ha desaparecido del mundo completamente.

Muchas cosas han contribuido con eso: desde hace tres o cuatro siglos al hombre se le ha enseñado 

a ser individualista, egoísta; al hombre se le ha enseñado a no rendirse, sino a pelear; a no 

obedecer, sino a rebelarse; al hombre se le ha enseñado a no confiar, sino a dudar.

Ha habido una razón para eso; porque la ciencia crece a través de la duda.

La ciencia es escepticismo profundo.

Funciona no por medio de la confianza, funciona a través de la lógica, del argumento, de la duda: cuanto más

dudas, más científico te vuelves.

Tal camino es diametralmente opuesto al camino religioso.

La religión funciona a través de la confianza: cuanto más confías, más religioso te vuelves.

La ciencia ha realizado milagros y esos milagros son muy visibles.

La religión ha realizado milagros más grandes, pero esos milagros no son visibles.

Aun si un Buda está presente, ¿qué puedes sentir? ¿qué puedes ver?

El no es visible -visiblemente, él es simplemente un cuerpo; visiblemente, él simplemente es tan mortal como

tú lo eres; visiblemente, él llegará a ser anciano y morirá algún día- invisiblemente, él es inmortal.

Pero tú no tienes los ojos para ver aquello que es invisible, tú no tienes aquella capacidad para sentir lo más

interno, lo desconocido.

Por eso es que sólo los ojos que confían, poco a poco, comienzan a sentir y a volverse sensibles.

Cuando tú confías, el confiar significa cerrar estos dos ojos.

Por eso es que la confianza es ciega, así como el amor es ciego -pero la confianza es aun más ciega 

que el amor.

Cuando cierras ambos ojos ¿qué sucede?

Sucede una transformación interna.

Cuando cierras estos dos ojos que ven hacia afuera ¿qué le sucede a la energía que va a través de 

los ojos?

Esa energía comienza a moverse hacia adentro.

No puede fluir de los ojos hacia los objetos, cambia de dirección, hace un giro.

La energía tiene que fluir, la energía no puede estar estática; si cierras una salida, comienza a 

buscar otra.

Cuando ambos ojos están cerrados, la energía que estaba moviéndose a través de estos dos ojos 

comienza a  regresar -sucede un cambio.

Y esa energía golpea el tercer ojo en ti.

El tercer ojo no es algo físico: es sólo que la energía que fluye a través de los ojos hacia los objetos 

ahora está regresando hacia su fuente -se convierte en el tercer ojo, la tercera forma de ver el 

mundo.

Sólo a través de ese tercer ojo un Buda es visto; sólo a través de ese tercer ojo un Jesús es percibido.

Si no tienes ese tercer ojo, Jesús estará ahí, pero tú no te darás cuenta -muchos no se dieron 

cuenta.

En su propio pueblo la gente pensaba que él era simplemente el hijo del carpintero José.

Nadie, nadie pudo reconocer lo que le había sucedido a este hombre: él ya no era más el hijo del 

carpintero,él se había convertido en el hijo de Dios -pero eso es un fenómeno interno.

Y cuando Jesús declara: "Soy el hijo de lo Divino, mi Padre está en los Cielos", la gente se reía y 

decía: "O te has vuelto loco, o eres un tonto, o eres un hombre muy astuto.

¿Cómo puede el hijo de un carpintero repentinamente convertirse en el hijo de Dios?".

Pero hay una manera...

Solamente el cuerpo nace del cuerpo; el ser interno no nace del cuerpo, nace del Espíritu Santo, es de lo Divino.

Pero primero tienes que conseguir los ojos para ver, tienes que conseguir los oídos para escuchar.

Y es un asunto muy delicado entender a Jesús; tienes que pasar a través de un gran entrenamiento.

Es como entender la música clásica: si de pronto se te permite escuchar música clásica, sentirás: 

"¿Qué tontera es ésta?".

Es tan delicado que se requiere un entrenamiento largo.

Tienes que ser un aprendiz por muchos, muchos años, sólo entonces tus oídos serán entrenados 

para captar lo sutil -y no hay nada como la música clásica.

Entonces, la música ordinaria de todos los días, la música de películas, no es música en absoluto; 

es simple ruido, y además tonto.

Debido a que tus oídos no están entrenados, vives con ese ruido y piensas que es música.

Pero para la música clásica necesitas unos oídos muy aristocráticos.

Es necesario un entrenamiento; y cuanto más te entrenas, lo sutil se hace más visible.

Pero la música clásica no es nada comparada a Jesús, porque él es la música cósmica.

Tienes que estar tan silencioso que ni siquiera haya la vibración de un pensamiento, ni siquiera 

un solo movimiento en tu ser... sólo entonces podrás escuchar a Jesús y podrás entender a Jesús, 

podrás conocerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hi!